jueves, 26 de noviembre de 2009

Depresión crónica

Depresión crónica

Los mismos síntomas descritos anteriormente pueden mantenerse durante bastante tiempo, aminorados, pero no superados.

Se trata entonces de una depresión crónica que, para ser calificada como tal, debe durar por lo menos dos años en los adultos y un año en niños y adolescentes.

Hay sentimientos de tristeza, desánimo, desesperanza; pérdida de interés por lo que ocasionaba placer. Esta indiferencia puede ser persistente, o intermitente, separada por períodos de normalidad afectiva muy breves, de días o semanas.

¿Cuándo y cómo se origina una depresión crónica?

A veces muy temprano, en la niñez, adolescencia, o primeras etapas de la edad adulta. En otros casos, puede desencadenarse después de un período depresivo, que continuó latente.

Y suele ocurrir que la persona llegue a construirse una personalidad depresiva, por diversas causas que analizaremos en un próximo artículo.

Alfredo Ruiz
Psicólogo clínico y psicoterapeuta

Episodios depresivos

Episodios depresivos

Cuando esta manera oscura y dolorosa de ver el mundo se mantiene por lo menos durante dos semanas, se habla de un episodio depresivo. Puede tener funestas consecuencias, y por esta razón, es conveniente recibir ayuda especializada lo antes posible.

La persona presenta algunas conductas muy precisas:

Pierde el interés en casi todas las actividades usuales, y en lo que antes le ocasionaba placer.
Dice estar triste, desesperanzado, desanimado. A menudo recurre a expresiones como "me siento dentro de un hoyo", o "creo que toqué fondo".
Hay trastornos del apetito, generalmente por disminución del mismo, con significativa pérdida de peso. Otras personas muestran un aumento del apetito y del peso. En el caso de los niños, tienden a dejar de comer, estancándose en su desarrollo.
Son comunes los trastornos del sueño: dificultad para quedarse dormido, sueño interrumpido, o demasiado sueño (hipersomnio).
El aspecto sicomotor sufre alteraciones: hay agitación, incapacidad para permanecer tranquilo, estallidos de quejas o gritos. En el otro extremo de esta actitud, hay lentificación sicomotora, que se traduce en un hablar pausado, y movimientos corporales lentos. En los niños se observa una importante disminución de la actividad.
Casi invariablemente decae la energía. La persona experimenta una fatiga constante: hasta la más pequeña tarea puede parecer difícil o imposible de lograr.
A esto se agregan sentimientos de minusvalía: e individuo cree que todo lo ha hecho mal, y recuerda sus errores magnificándolos. Se reprocha incluso mínimos detalles, y busca en el ambiente cualquier signo que refuerce esa idea de que él no vale nada. Hay sentimientos de culpa, igualmente exagerados, sobre situaciones presentes o pasadas.
Es frecuente que la persona tenga dificultad para concentrarse y que le cueste tomar decisiones, o recordar nítidamente algunos eventos.
Se presentan pensamientos constantes sobre la muerte, que incluso llevan a elaborar ideas suicidas. Puede sentir miedo de morir, pero está convencido de que él y los demás estarían mejor si falleciera.
Asociado a la depresión está el llanto frecuente, con sentimientos de angustia, irritabilidad, mal genio, preocupación excesiva por la salud física, ataques de pánico y fobias.

¿Qué es la depresión?

¿Qué es la depresión?

Básicamente, un trastorno del estado de ánimo.

No se debe a problemas mentales o físicos, pero tiñe de un color oscuro toda nuestra vida. A tal punto, que interfiere severamente en las relaciones afectivas, laborales o sociales.

Este trastorno es más frecuente en el sexo femenino, en una proporción de cinco mujeres por cada dos hombres. Sin embargo, también se presenta en niños de ambos sexos y en adolescentes, que muestran entonces conductas antisociales, drogadicción, dificultades escolares, y alta sensibilidad frente al rechazo amoroso.

¿Las causas? Son múltiples, pero se encuentran muy ligadas a la forma como interpretamos y elaboramos nuestras experiencias, aspectos que analizaremos en otros articulos en estas mismas páginas. Por ahora describiremos las características fundamentales de la depresión.

lunes, 27 de abril de 2009

La adicción al sexo es un mito

Hace años el actor Michael Duglas dio a conocer al mundo la adicción al sexo, luego de que se dijera por todos lados que no podía dejar de tener relaciones, al finalizar la filmación de Bajos Instintos. También se lo está diciendo de David Duchovny y Robert Downey Jr. El problema con esto es que… la adicción al sexo es un mito.

El concepto de ser adicto al sexo no es más que un invento de las clínicas privadas y de los medios. No hay ningún estudio científico que pruebe que se puede ser adicto al sexo, ni se reconoce como oficial en psicología o psiquiatría un diagnóstico semejante. Pero se ha puesto de moda describir las tendencias sexuales compulsivas o no típicas, como una adicción.

Uno de los principales problemas, es que hay sociedades en las que no se aceptan comportamientos sexuales fuera de la norma “hacer el amor en pareja”. Y se tiende a medicar a quienes se alejan de esa norma, y creen que están mal por que les gusta mucho el sexo.

El especialista en adicciones Philip Hopley, doctor del Priory Hospital, en Londres, dijo que “la mayor preocupación es cuando los problemas relacionados con el sexo se etiqueta como adicción cuando de hecho es un problema con el control del impulso. ¿Qué constituye un sexo normal, promedio o saludable? No hay un límite recomendado para los adultos como, por ejemplo, con el alcohol”.

El psiquiatra Phillip Hodson apunta que la idea de tener una adicción a los instintos naturales es problemático. Dice: “La excusa, por supuesto, es que la naturaleza quiere que tengamos sexo para hacer bebés y no se preocupa por racionar ese instinto. Es lo mismo con comer. Uno no puede realmente ser adicto a los instintos naturales. ¿Cual es la cura? ¿Dejar de procrearse o de alimentarse?”

Y aclara que en vez de adicción habría que hablar de manía o compulsividad. Pero, claro, maníaco sexual no suena igual en los medios. No se puede decir eso de Michael Duglas.

El problema es que se ha hecho tan mediático el término, que la gente acude al especialista diciendo que tienen adicción al sexo, cuando lo más probable sea que tienen algún problema de obsesión, o que son obsesivos compulsivos, o simplemente tiene problemas de carácter.

¿La sociedad moderna está arruinando a los niños?

Si una niñez despreocupada es la meta, la sociedad occidental parece estar fallando, y los medios de comunicación tradicionales no están ayudando para nada. Tres estudios han descubierto que los niños están preocupados por problemas modernos y temen a cosas que en generaciones pasadas ni siquiera estaba en el su vocabulario. Y como si fuera poco, es muy grande el número de niños que se aburren con facilidad.



Una de las encuestas se realizó entre 500 niños de Estados Unidos de entre 6 y 11 años. Entre ellos se descubrió que un tercio tenía miedo que el planeta Tierra no exista más cuando ellos sean grandes. Y el 56 por ciento cree que nuestro mundo no será un lugar bueno para vivir cuando crezcan.

Es verdad lo que creen, nuestro mundo está al borde del colapso con el calentamiento global y el cambio climático asociado. Y por cómo estamos destruyendo el medio ambiente. Pero no son temas que los niños deban discutir, si bien se les puede enseñar a querer el medio ambiente, y a cuidarlo, no hay necesidad de aterrorizarlos.

Otro estudio en Inglaterra, se realizó entre 200 mil niños de entre 6 y 14, y entre 18 mil maestros. Descubrió que el 82 por ciento se declaraba feliz la mayoría del tiempo. El 51 por ciento tenía miedo de que sus padres se divorciasen. Otro tanto se veía atemorizado por el crimen y la violencia en las calles.

Y el factor de mayor infelicidad, era el aburrimiento. El 74 por ciento de los niños ingleses se aburrían gran parte del tiempo. Esto unido a que los adultos esperaban demasiado de ellos, o los hacían trabajar mucho. Los niños querían más libertad para jugar, relajarse y ser creativos, dicen los autores del estudio.


Otro estudio descubrió que el 61 por ciento de los niños estaba preocupado por la recesión, y el 14 tenía miedo de ser apuñalado.

Es claro que lo que le falta a estos niños es jugar más, y a los adultos también. Los niños no deben estar al tanto de las preocupaciones de los adultos, hay que esconderle eso para cuando sean suficientemente mayores como para poder asimilar esos problemas. Cuando se es niño, sólo pueden ver esos temas que preocupan a los adultos como temores.

Y no sirve de nada atemorizar a los niños. Hay que dejarlos que puedan disfrutar de la niñez, y se diviertan. La sociedad depende del juego. Los niños deberían poder jugar fuera, en la naturaleza. Pero en la mayoría de las ciudades eso ya no se puede.

La llave para la felicidad está en elegir bien donde vivimos

Un nuevo estudio ha descubierto que los problemas mentales frecuentas dependen mucho de donde viva la persona. Por ejemplo, lugares como Hawaii son los que tienen menor cantidad de casos de depresión y demás desórdenes mentales. O sea… son más felices.



Pero la respuesta no está en que sean lugares paradisíacos o playas hermosas, sino al parecer tiene mucho que ver con la alimentación de esos lugares, que es preponderantemente marina. O sea mucho pescado, y con este los aceites que contienen omega 3, un ácido que fomenta el buen humor, y es una buena lucha contra la depresión.

Esa es la razón por la que los humanos nos asentemos por lo general junto a los ríos, lagos y mares a lo largo de toda nuestra historia evolutiva, desde los neandertales hasta nosotros hoy en día.

Pero no siempre se elige los mejores lugares para vivir, algunas veces toca nacer en regiones que no tienen buen clima, ni buenos alimentos. Y es en esas regiones donde suelen haber más problemas con los desórdenes mentales.

El ser humano se adapta fácil a los más variados medio ambientes, pero la alimentación es clave, y también si la zona es un ambiente opresivo no es bueno para la salud mental, y la salud en general.

Los matrimonios fracasan por la negación

Con los altos índices de divorcio y la gran cantidad de gente que se casa más de una vez, a uno le hace duda si el ser humano puede darse una idea de lo que es el amor a largo plazo. En un estudio reciente, se analizó la forma en que se ven las parejas entre sí cuando están de novios y luego cuando están casados. El problema es que siempre pensamos en nosotros mismos, incluso cuando pensamos en otros.

El estudio fue publicado en Psychological Science, y fue realizado por psicólogos de la Universidad Northwestern liderados por Daniel Molden.

Para la investigación realizaron un cuestionario entre 92 parejas de novios y 77 de casados. Se les pidió que respondieran preguntas sobre qué tan satisfactoria era la relación. Y sin sorpresas, el matrimonio cambia mucho todo, según los encuestados.

Todos los encuestados respondieron que la mejor pareja es aquel que se preocupa por el otro y que saca lo mejor de su pareja. Pero eso sólo se transforma en un matrimonio feliz cuando las parejas aceptan un compromiso real y ayudan en las obligaciones del día a día de la vida de pareja.

O sea lo principal es no enfocarse en el “yo” y pensar más en el “nosotros”. Todo aquel que haya tenido que levantar la ropa sucia de su pareja del suelo, sabe que es verdad.

Lo que sobresale del estudio es que la satisfacción dentro de cualquier pareja está basada en la percepción más que en hechos concretos. En ello reposa la fricción no sólo del amor, sino de vivir con alguien en términos íntimos.

En el estudio los autores se centraron en la percepción que los sujetos tenían del otro, no en la realidad de la situación. Si percibimos que nuestra novia nos apoya, somos felices. Si percibimos que nuestra esposa o esposo está comprometido con la familia, somos más felices.

Pero los investigadores apuntan al cambio en el enfoque de la percepción que se centra en nosotros mismos o en la pareja, como un indicador de un buen o mal matrimonio. El problema real con el amor es el proyectar cualquier cosa sobre otra persona, no importa el enfoque.

El ser humano suele pensar que es muy bueno conociendo a otros, pero la verdad es que nuestras proyecciones se meten en medio cuando queremos conocer realmente a alguien.

Como criaturas interesadas en nosotros mismos, criaturas absorbentes, nuestros propios pensamientos, sentimientos, necesidades y metas aparecen siempre primero, y eso a veces significa engañarnos a nosotros mismos pensando que somos el centro de los pensamientos de otra gente, cuando el hecho es que ellos también están pensando en sí mismos.

Así es que la gente no se conoce realmente, y sólo llega a hacerlo cuando está en un estado de intimidad total, que da la convivencia. Por eso muchos matrimonios terminan fracasando. Cuando el enamoramiento se va, y ven que la persona que tienen al lado no es como se imaginaban, comienzan los problemas.

martes, 31 de marzo de 2009

Estilo de apego, personalidad y psicopatología.

Autoestima

En general, los seguros tienen una autoestima más alta y se ven a sí mismos como amistosos, afables y capaces. Aunque tanto los seguros como los evasivo-devaluadores tienen niveles de autoestima más altos que los demás, en los seguros ésta deriva, principalmente, de la buena opinión que los demás suelen tener de ellos, mientras que en el otro grupo deriva de sus habilidades y competencias.

Los ansioso-ambivalentes se consideran a sí mismos poco inteligentes e inseguros y los evasivos se describen como suspicaces, escépticos y retraídos.

Psicopatología

La psicopatología es más frecuente en personas con un estilo inseguro. Los depresivos suelen entrar en la categoría de ansiosos o temerosos. Personas con problemas como bulimia o anorexia nerviosa tienen también más probabilidades de ser inseguros, así como los hijos de padres alcohólicos.

Maltrato y violencia

Los ansiosos tienen más probabilidades de imaginar actos violentos, que parecen derivar del malestar que sienten con parejas que frustran sus intensas necesidades de amor.

Entre los hombres que maltratan a sus parejas se vio que es mayor el número de ansioso-ambivalentes y temerosos (los dos grupos que presentan niveles más altos de ansiedad). Ambos grupos tenían también más probabilidades de verse envueltos en relaciones que implicaban agresividad por parte de ambos miembros de la pareja.

La rabia que acompaña al apego ansioso entre adultos parece extenderse al modo en que tratan a sus hijos, de manera que los padres que maltratan a sus hijos tienen más probabilidades de ser categorizados como inseguros.


Los inseguros, en general, hacen interpretaciones más negativas de los conflictos y tienden a experimentar más ira, mientras que los evasivo-rechazadores tienden a reprimirla o negarla y tratan de presentar una imagen positiva de sí mismos, aunque, en términos generales, los inseguros se enfadan más, expresan su ira de modo más destructivo y sufren más emociones negativas.

Vinculación ansiosa.

Vinculación ansiosa.

La pasión

Los ansioso-ambivalentes se aferran a su pareja, quieren formar parte de ella como si temieran que se les pudiera escapar de un momento a otro. Todavía llevan dentro al niño que se volvía continuamente para comprobar que su madre seguía allí y no se atrevían a alejarse demasiado de ella. Es una persona que te va a querer mucho (a veces puedes pensar que demasiado) pero también te va a pedir mucho y exigirá tu atención más de lo que lo haría una persona segura. Necesitará que le pruebes tu amor continuamente y verá la relación amenazada fácilmente, por lo que puede mostrarse celoso y enfadarse a menudo.

Vigila sus estallidos

Debido a que son los más propensos a los estallidos emocionales, podrías encontrarte con ataques de celos y agresividad. (En los evasivos también pueden producirse estos estallidos debido a que tienden a reprimir sus emociones hasta que no pueden más). Ten cuidado de no caer en una trampa de la que puede ser difícil salir: puedes estar con una persona que te quiera mucho y de verdad pero que al mismo tiempo te hace sufrir debido a su inseguridad unida a la gran necesidad que tiene de tenerte a su lado. Ese amor y esa dependencia podría hacer que siguieras con él o ella y mantenerte en una relación destructiva. Si está siendo así no dudes en cortar la relación. Por supuesto, incluso entre las personas con una vinculación de este tipo existen diferencias individuales y no necesariamente tiene que conducir a una relación problemática

Dale seguridad


Presta atención a tu pareja y procura ser sensible a su estado de ánimo y saber cómo se siente. Ten en cuenta que necesita una gran seguridad y que va a tener más probabilidades que una persona segura de interpretar un determinado gesto inocente hacia otra persona como un intento de flirteo y, por tanto, una amenaza a vuestra relación. No te lo tomes a mal, presta atención a lo que te dice y explícale con calma y palabras tranquilizadoras que se ha equivocado.

Vinculación evasiva

Cuando te vas...

La reacción de tu pareja ante la posibilidad de una separación (por ejemplo, cuando uno de los dos tiene que pasar unos días fuera por motivos de trabajo) te ayudará a hacerte una idea de lo segura o insegura que se siente tu pareja. Los que estén en las categorías de evasivos temerosos y de ansioso-ambivalentes se sentirán preocupados ante la separación, pero reaccionarán de manera distinta. Si pertenece al primer grupo no expondrá sus temores ni te dirá cómo se siente ante la perspectiva de que te alejes, incluso aunque piense que si le quisieras de verdad te olvidarías de ese "absurdo cursillo". Tú, sin enterarte de nada de lo que pasa por su mente, creerás que no hay ningún problema y podrías encontrarte al volver con un rechazo por parte de tu pareja cuyo origen desconoces. Si conoces el estilo de vinculación de tu pareja y tienes en cuenta todo esto podrás intentar hacerle hablar antes de irte y tratar de darle seguridad. Los del grupo ansioso tratarán de impedir que te vayas y puede que incluso tiendan a enfadarse. No te dejes arrastrar por sus emociones o sus posibles estallidos y trata de explicarle con calma cuáles son tus motivos y recordarle que tus sentimientos son sinceros y estables.

Vinculación evasiva.

Paciencia

Iniciar una relación con alguien que manifiesta desconfianza y distanciamiento desde el principio puede resultar difícil. Se trata de una persona que necesitará tiempo antes de empezar a hablar de sí misma. Los evasivos se muestra reservados y es posible que tengas la sensación de que pasa el tiempo y sabes muy poco de él o ella. Trata de indagar (si te deja) en sus anteriores relaciones de pareja y en el comportamiento de sus padres durante su infancia. Procura mostrar siempre un comportamiento estable y seguro.

No le ates demasiado

No le niegues la libertad y la independencia que necesita y no pienses que con el tiempo conseguirás que cambie. Ten en cuenta que no estás manteniendo una relación con la persona que podría llegar a ser sino con la que es en este momento. Acepta a tu pareja tal como es. Es importante tener claro lo que buscas en tu pareja y lo que ésta puede darte.

Los evasivos dan poco y piden poco.


Averigua si a pesar de no pedir mucho de ti, en el fondo está esperando que le des más o si prefiere mantener cierta distancia e independencia. Si lo que sucede es que pide poco (apoyo, intimidad, contacto físico, etc.) debido a que teme o espera un rechazo, ten esto presente y demuéstrale que estás disponible y que no es rechazo lo que va a obtener de ti. La consistencia y la estabilidad en tu comportamiento pueden ser claves a la hora de relacionarte con este tipo de personas (si bien esto es algo importante con cualquier tipo de vinculación insegura).

Cuidado con lo que esperas...

Cuidado con lo que esperas...

Cuando se encuentran en situaciones ambiguas, los individuos ansiosos tienden a hacer interpretaciones más negativas sobre la conducta de su pareja que los seguros (por ejemplo, pueden pensar que si su pareja se separó de ellos en un aeropuerto fue a propósito y no porque se despistara).

Este tipo de interpretaciones puede hacer que con el tiempo vaya disminuyendo el grado de confianza mutua. Una persona que entra en una relación con expectativas de seguridad estará más predispuesta a buscar el apoyo de su pareja y provocar en ella la respuesta que desea, mientras que una persona predispuesta a esperar un rechazo podría mostrarse tan evasiva con su pareja que al final ésta acabara rechazándola, lo cual confirmaría sus expectativas y le evitaría la molestia de tener que plantearse sus creencias y cambiarlas por otras, aprender nuevas formas de amar, nuevos estilos de comportamiento, etc. Lo que sucede es que para algunas personas es más cómodo buscar una realidad que se ajuste a sus expectativas que cambiar sus creencias para ajustarlos a una nueva realidad, incluso aunque ésta sea más deseable. De este modo, se ha visto que muchas personas acaban manteniendo tipos de relaciones que confirman sus creencias a pesar de que, como la mayoría, prefieran, a la hora de enamorarse, una persona atenta y cálida que sepa responder a sus necesidades.

IV. Cómo tratar a tu pareja

Cómo tratar a tu pareja en función de su estilo de vinculación.

Descubre su estilo.

Lo primero que tienes que hacer es, por supuesto, descubrir dicho estilo, aunque es aconsejable que esto lo hagas una vez que conozcas el tuyo, pues si tienes, por ejemplo, un estilo ansioso, puede que estés demandando más atención y cariño a tu pareja de lo que suele ser habitual y puedes pensar que tu pareja te evita cuando lo que sucede en realidad es que le estás pidiendo demasiado. Céntrate en su forma de comportarse contigo. ¿Expresa sus problemas y su malestar o los oculta y evita hablar de sus sentimientos? ¿Evita el contacto físico más de lo que suele ser habitual en la mayoría de las parejas? ¿Muestra demasiados celos? Utiliza las descripciones dadas de los distintos tipos de vinculación para tratar de encontrar dónde encaja tu pareja.


Lo ideal es que hagáis esto entre los dos, tratando de descubrir juntos cuál es vuestra forma de relacionaros, cuáles han sido vuestras experiencias en el pasado, tanto en la infancia como en la edad adulta y cómo pensáis que han influido en vosotros y en vuestra relación. Escuchad lo que cada uno piensa del otro y hablad sobre ello.

Vínculo afectivo ansioso-ambivalente.

El amor-odio

Las personas con este tipo de vinculación suelen manifestar emociones más intensas, tanto positivas como negativas: más celos, más pasión y mayor deseo de fundirse con la pareja, siendo más proclives a los extremos emocionales. Tienen un gran deseo de proximidad y sienten gran ansiedad ante la posibilidad de un rechazo. Son conscientes de que desean intimidad en un grado mayor que la mayoría de la gente y piensan que esto a veces asusta a los demás. A menudo les preocupa que sus parejas no los quieran realmente. No se dan a conocer fácilmente y suelen tener bastantes dudas sobre sí mismos. Piensan que es fácil enamorarse y que hay pocas personas que deseen comprometerse tanto como ellos. Tienen más probabilidades que los demás de afirmar que en sus relaciones hay menos amor, compromiso y respeto mutuo. Sienten más rabia y hostilidad hacia sus parejas después de un conflicto.

Cuando no se olvida

Los ambivalentes tienden a estar confusos acerca del impacto de sus relaciones afectivas en la infancia y sus relaciones actuales con sus padres están marcadas por rabia continua o por intentos de complacerles, estando aún atrapados en los problemas que tuvieron con sus padres durante la infancia. Suelen enfadarse cuando hablan de dichas relaciones y sus recuerdos son contradictorios. Dan la impresión de tener algún conflicto sin resolver con sus padres.

Estabilidad y cambios en el estilo de vinculación: cuando el tiempo pasa.

El grupo seguro es el más estable. Sin embargo, un estudio realizado mostró que los seguros que habían roto con su pareja tenían más probabilidades de considerarse inseguros cuatro años más tarde.

Con el tiempo, los dos miembros de la pareja se van sintiendo menos preocupados en los temas relacionados con el amor, de forma que cuanto más tiempo están juntos menos ansiedad sienten respecto a su relación. Ambos se vuelven también más similares entre ellos respecto a su tipo de vinculación y también pueden cambiar, a través de sus diversas experiencias, los estilos aprendidos en la infancia. Por ejemplo, si una persona que comienza una nueva relación con un estilo seguro se encuentra con una pareja que no le da suficiente apoyo, de quien no obtiene el grado de intimidad que necesita o que la rechaza, puede ir volviéndose más insegura en su relación conforme pasa el tiempo. De modo inverso, si una persona que estableció una vinculación ansiosa en la infancia desarrolla una relación con alguien que le da seguridad, le enseña con su comportamiento que algunas personas están ahí cuando las necesita y muestra un conducta estable, puede estar ayudando a su pareja a cambiar hacia un estilo más seguro.


De hecho, incluso en los niños más pequeños puede producirse un cambio en sus patrones de vinculación, sobre todo si la madre modifica su comportamiento de manera consistente (no sólo una o dos veces).

Estilos de vinculación en los adultos.

Vínculo afectivo seguro.

Estas personas se sienten a gusto en las relaciones, las valoran y pueden mostrar tanto intimidad como autonomía.

No temen a la proximidad y son los que más probabilidades tienen de sentirse felices y confiados en sus relaciones. No les preocupa en exceso el rechazo o estar solos y experimentan baja ansiedad ante la posibilidad de una ruptura. Se sienten cómodos con la dependencia que suele implicar una relación íntima. Buscan más apoyo de sus parejas cuando las necesitan que los inseguros y también les dan más apoyo. Expresan abiertamente sus preocupaciones y no suelen usar estrategias defensivas o destructivas para solucionar los problemas, sino estrategias de resolución de conflictos que impliquen compromiso. Ven a sus parejas de forma más positiva que los inseguros tras una discusión, de manera que los problemas en la relación pueden proporcionar a los individuos seguros una oportunidad para construir la confianza mutua, mientras que en los inseguros incrementa las dudas e inseguridades. Piensan que gustan a la gente y que la mayoría de la gente tiene buen corazón. Creen que el amor romántico puede durar. Sus relaciones se caracterizan por una mayor duración, confianza, compromiso e interdependencia que en los inseguros.

Vínculo afectivo evasivo.

La huida.

Temen la proximidad, desconfían de los demás y no se sienten a gusto con la intimidad y la dependencia. Afirman que a menudo sus parejas desean más intimidad de la que ellos pueden darles. Se consideran personas que no se dan fácilmente a conocer. Piensan que el amor romántico rara vez perdura y que es raro encontrar a alguien de quien poder enamorarse. Para ellos es muy importante la independencia y la autosuficiencia. En los momentos de estrés, temor, etc. tienden a buscar menos apoyo de sus parejas cuanto mayor sea su nivel de estrés o ansiedad, al contrario de lo que sucede con los individuos seguros. A pesar de esto, pueden sentirse mejor cuando su pareja les da su apoyo. Del mismo modo, cuanto peor se sienta su pareja menos apoyo le darán. Sin embargo, aunque estas personas dan poco, piden poco y huyen de la intimidad, esto no quiere decir , necesariamente, que algunos de ellos no deseen las tres cosas. Simplemente se trata de estrategias defensivas debidas a que en el fondo esperan ser rechazados tarde o temprano.

Mejor no recordar: sacar de la mente el odio y el amor

Cuando se les pidió que recordaran algo triste, las personas con este tipo de vinculación hablaron de acontecimientos que contenían solamente elementos de tristeza pero no de ansiedad o rabia, que tendían a estar presentes en los recuerdos de personas con vinculación segura y, sobre todo, en los ambivalentes. También tardaron más tiempo que los demás en recordar momentos en los que se sintieron ansiosos o amados en sus actuales relaciones. Es decir, estas personas tienen tendencia a alejar de su mente o minimizar cualquier cosa que tenga que ver con sus relaciones de pareja. Así mismo, evitan más los besos, las caricias, hablar abiertamente sobre los sentimientos, mirarse fijamente a los ojos, etc.

Dos tipos de evasivos

Dentro de este patrón se han descrito dos categorías, debido a que se vio que se utilizaban principalmente dos formas distintas de evitación, que recibieron el nombre de estilo temeroso y estilo devaluador. Si bien ambos tienden a evitar la intimidad por temor al rechazo, las personas del primer grupo viven esto con una ansiedad alta y temen que sus parejas les hagan daño, mientras que los devaluadores adquieren este patrón para mantener una sensación de autosuficiencia e independencia y tienen un nivel de ansiedad bajo. Son los que tienen más facilidad para reprimir pensamientos y sentimientos perturbadores, mientras que los temerosos no son capaces de conseguirlo, aunque lo intenten.


Debido a esta tendencia a olvidar los aspectos más desagradables, estas personas tienden, en ocasiones, a idealizar a sus padres, a quienes pueden describir como maravillosos, pero sin poder aportar datos (como recuerdos específicos) que lo demuestren. Los evasivos temerosos, en cambio, suelen tener una imagen despectiva de los padres.

Enamorarse: ¿Lazos de amor seguros o inseguros?

Algunas personas no quieren intimar demasiado. Otras quieren fundirse con su pareja. Hay quien tiene miedo al amor y otros no pueden vivir sin él. ¿A qué se deben estas diferencias?

La vinculación afectiva en adultos.

La forma de amar en los adultos guarda relación con los patrones de vinculación infantiles. Por ejemplo, los adultos, generalmente, se sienten más seguros cuando su pareja está cerca y es accesible y responde a sus necesidades. Muchas personas se implican en más proyectos de los que realizarían sin su pareja, se sienten más seguros a su lado y tienen la sensación de que pueden hacer más cosas y llegar más lejos si tienen el apoyo de su pareja. Cuando una persona se siente estresada, enferma o amenazada, utiliza a su pareja como fuente de seguridad, protección y consuelo. La principal diferencia entre la vinculación afectiva en adultos y en niños consiste en que entre los adultos las relaciones suelen ser simétricas, de modo que ambos intercambian sus papeles a la hora de dar y recibir apoyo (cualquiera de los dos puede ser el que en un momento dado esté estresado o deprimido y necesite que su pareja lo mime un poco), mientras que en la relación niño-adulto es este último el que protege y da seguridad al niño. Y, por supuesto, la sexualidad es otra parte importante dentro de las relaciones de pareja, y aunque el afecto y el sexo pueden ir por separado, generalmente se influyen mutuamente.

Repitiendo patrones

La manera de amar y expresar afecto aprendida en la infancia puede repetirse después, a lo largo de los años. Por ejemplo, un niño que no ha sido querido por sus padres, pensará que no lo va a querer nadie o que no es digno de amor. Esta creencia, formada a una edad muy temprana, permanecerá a través del tiempo, arraigada en el subconsciente, mientras no suceda algo que la modifique, y puede activarse de forma automática e inconsciente durante la formación de posteriores lazos afectivos (durante la adolescencia, por ejemplo) llevándolo a actuar de la manera aprendida en la infancia.


Existen tres tipos de vinculación afectiva en los adultos, agrupadas en dos categorías: vinculación segura y vinculación insegura. Esta última incluye las vinculaciones evasiva y ansioso-ambivalente.

En la siguiente página veremos los estilos de vinculación en los adultos.

¿Cómo se comportan los padres que establecen vinculaciones seguras?

Aunque los estudios se han centrado principalmente en las madres por ser en la mayoría de los casos sus principales cuidadoras, las siguientes pautas pueden aplicarse por igual a ambos progenitores.

Las madres de niños con vinculaciones seguras son más sensibles a las necesidades de sus hijos.

Responden de una manera apropiada y en el momento apropiado (por ejemplo, responder a la señales del bebé para detener, acelerar o disminuir la alimentación).

Apoyan al niño cuando quiere separarse de ellas y explorar el ambiente y le dan protección y seguridad cuando la necesita.

Dejan libertad al niño para elegir sus juguetes y establecer su propio ritmo de juego sin inmiscuirse o tratar de controlarlo; es decir, cooperan con la conducta del niño, en vez de interferir.

Muestran disponibilidad, paciencia y consistencia en su comportamiento.

Mantienen un clima afectuoso y positivo para la interacción.

Expresan más emociones positivas y menos negativas.

Saben bastante sobre sus hijos.

Disfrutan abrazándolos.

Otros factores que pueden influir en la calidad del apego

Relaciones entre los padres. Cuando son buenas es más probable que los hijos presenten un apego seguro. Los conflictos que quedan sin resolver entre ellos pueden afectar a la salud emocional de los niños.

El que exista o no un compañero sentimental no influye necesariamente en la seguridad del vínculo. Lo importante es la calidad de la relación dentro de la pareja y, en familias monoparentales, el comportamiento hacia el hijo y la capacidad para ocuparse de él adecuadamente. Por supuesto, tener el apoyo de otra persona (pareja, amigo, familiar...) siempre puede venir bien a la hora de criar a un hijo.

Acontecimientos estresantes. Algunos estudios han comprobado que los ansioso-ambivalentes han sufrido más acontecimientos desagradables en sus vidas, como malos tratos, enfermedades graves, abuso sexual, muerte de un progenitor y divorcio de los padres a una edad temprana. Los sucesos negativos aumentan la probabilidad de desarrollar un apego inseguro incluso aunque el comportamiento de los padres con el niño sea el adecuado.


Los hijos de madres drogadictas tienen más probabilidades de desarrollar un apego desorganizado, debido principalmente a la forma que tienen de comportarse estas madres: tienen más probabilidades de abandonar, rechazar o maltratar a sus hijos, son más insensibles a sus necesidades y los tocan y acarician menos. Sin embargo, si la madre abandona las drogas tras el nacimiento de su hijo, éste puede llegar a desarrollar un apego seguro.

¿Por qué estas diferencias?

Los tres últimos patrones reciben el nombre de inseguros y se forman cuando los niños se encuentran con rechazo, amenaza o inconsistencia paterna, que lo dejan en un estado de ansiedad ante la respuesta de sus padres en caso de que surgieran problemas. El niño trata de reducir esta ansiedad adaptándose como puede al comportamiento de la madre o padre. Se trata, por tanto, de un modo de actuar estratégico dentro de la relación. Por ejemplo, un niño que ha sido rechazado al intentar establecer una vinculación desarrolla un patrón de evitación. Cuando se encuentra en una situación estresante evita el contacto e incluso mirar a su madre, tratando de minimizar su ansiedad y evitar el rechazo que espera de ella. Por tanto, el comportamiento de los padres es muy importante a la hora de establecer un vínculo seguro, aunque tampoco puede descartarse la influencia de la forma de ser innata de los niños.

El comportamiento de los padres.

Las investigaciones han encontrado patrones de comportamiento en ambos padres que se corresponden con los estilos de vinculación de sus hijos. Así, la clasificación segura está relacionada con padres disponibles, sensibles y que responden a sus necesidades.

Las clasificaciones evasivas están relacionadas con el rechazo hacia el niño. En el hogar suelen mostrar ira, resentimiento e irritabilidad, castigo físico, regañinas continuas y constante oposición a los deseos del niño. A veces estos padres mantienen poco contacto físico con sus hijos, pero cuando lo hacen es de forma demasiado intensa, son entrometidos y agobiantes.

La clasificación resistente o ambivalente está relacionada con recuerdos de padres que no daban cariño ni se implicaban, incluso cuando afirman haber tenido padres estupendos; o con padres que se muestran inconsistentes, impredecibles e intrusivos. A veces pueden ser cariñosos con sus hijos de forma caprichosa y poco después mostrarse indiferentes. No tienen en cuenta las señales del niño y pueden entrometerse en sus juegos justo cuando al niño no le apetece o está ocupado con otra cosa. El sentimiento de que sus padres eran injustos puede ser característico de este grupo.


Por último, el apego desorganizado es frecuente en niños de madres con síntomas depresivos graves que tienen escasos recursos económicos y sin servicios de apoyo, en hijos de madres alcohólicas y drogadictas y en niños maltratados o que sufrieron abusos. (Un 76% de los niños que han sufrido abusos presenta este patrón).

Patrones del vínculo afectivo en niños

Vínculo afectivo de seguridad.

Cuando están con la madre, los niños más pequeños se acercan y se alejan de ella continuamente y le muestran juguetes o la saludan desde lejos. Se entristecen y protestan cuando son separados de sus madres y la buscan. Cuando ella regresa se alegran y buscan su contacto. Después vuelven a sus niveles habituales de juego rápidamente. Son niños que suelen cooperar y mostrar poca agresividad. A la edad de preescolar la relación con sus padres es íntima y relajada.

Vínculo afectivo de evitación.

Mientras están con la madre se centran en el juego sin incluirla a ella, con quien se muestran indiferentes o evasivos. Parecen indiferentes a la separación. Rara vez lloran cuando la madre se va y cuando regresa evitan mirarla y la evitan también a ella. Se mantienen alejados de ella incluso cuando la necesitan. A la edad de preescolar se relacionan lo menos posible con sus padres y tienden a ignorarlos.

Vínculo afectivo resistente. (También llamado ambivalente o ansioso)

Cuando están con la madre se relacionan poco con ella y si lo hacen es mostrando una conducta ambivalente, de aproximación y rechazo. Les resulta difícil separarse de ella y sus niveles de juego son bajos. Después de la separación se muestran muy ansiosos y alterados, lloran mucho pero se quedan pasivos y no la buscan. Cuando regresa, se muestran ambivalentes. Es decir, pueden buscar su contacto pero chillar y patear al mismo tiempo. Si los cogen en brazos se muestran pasivos, enfadados o intentan que los dejen en el suelo. No exploran mucho y no se les consuela fácilmente. Es difícil que vuelvan a sus niveles anteriores de juego. A la edad de preescolar manifiestan falta de autonomía y una dependencia de los padres que exageran mediante un comportamiento inmaduro de búsqueda de apoyo o mostrándose seductores.

Vínculo afectivo desorganizado-desorientado.

Muestran comportamientos contradictorios e inconsistentes. Saludan alegremente a la madre cuando regresa pero luego se alejan de ella o se aproximan sin mirarla o parecen aturdidos durante el reencuentro. Cuando tienen miedo de un extraño se alejan y apoyan la frente en la pared aunque la madre esté cerca. Realizan movimientos repetitivos de balanceo o posturas extrañas, como acurrucarse en el suelo. También pueden tener miedo a los padres (alejarse corriendo, esconderse, ofrecerle objetos desde lejos y con los brazos tensos, como si temieran acercarse demasiado).


A la edad de preescolar tratan de controlar a los padres para intentar compensar de esa forma la ausencia de un ambiente predecible y estructurado que suele ser muy importante para los niños. A veces puede darse una inversión de roles, actuando el niño como si fuera el padre o madre y tratando de dirigirlos, cuidarlos, organizarlos y castigarlos.

¿Cómo se desarrolla el afecto a través del tiempo?

1. Antes de los dos meses, los bebés se consideran uno con el mundo y responden del mismo modo ante cualquier persona.

2. Hacia las ocho a doce semanas aparecen las primeras señales de cariño: lloran, sonríen y balbucean más ante la madre que ante otra persona.

3. A los 6 o 7 meses empiezan a mostrar ansiedad ante los extraños y buscan a su madre para que les dé seguridad.

4. Hacia los 9 o 10 meses suele aparecer la ansiedad de separación, que perdura hasta los 2 o 3 años. Forma parte del desarrollo normal del niño y sucede porque ya es plenamente consciente de que es un ser independiente y separado de su madre y el mundo.

5. Durante el periodo que va de los 10 a los 18 meses la principal actividad de los niños consiste en explorar el mundo. Pero esta exploración implica también inseguridad; puede sentir miedo y verse amenazado por el ambiente que le rodea. Por eso, antes de adentrarse en el mundo, necesita saber que hay alguien que lo protege y a quien puede recurrir en caso de necesidad y que le dará su apoyo y consuelo. Por tanto, si el proceso no ha sido adecuado, pueden tener problemas a la hora de lanzarse a descubrir el mundo. La unión con la madre se manifiesta aquí en forma de continuas comprobaciones para asegurarse de que está cerca, entrelazadas con constantes incursiones y exploraciones del ambiente. Este dilema (permanecer junto a la madre frente a explorar) también puede dar lugar a conductas contradictorias. El niño puede seguir a sus padres como una sombra y pegarse a ellos como una lapa y más tarde salir disparado como una flecha tanto alejándose de ellos como en su busca..

II. Niños: aprendiendo a amar.

Aunque todos nacemos con la capacidad para amar, tenemos que aprender la forma adecuada de hacerlo. Este aprendizaje comienza en la infancia, con nuestros padres, y se extiende durante toda la vida.

Para estudiar los lazos de amor entre madre e hijo, se ha recurrido a observar el comportamiento de los niños al ser separados de ella a una edad en la que todavía existe esa ansiedad de separación de la que antes hablamos.


La forma de reaccionar ante la separación puede ser diferente según el niño: algunos lloran y se agarran a sus padres; otros se "retiran del mundo" hasta que sus padres vuelven; otros protestan y se enfadan. Aunque en ese momento este comportamiento pueda resultar molesto, a esta edad es una prueba de que el proceso de vinculación ha sido adecuado.

I: El vínculo afectivo

A la hora de entablar una relación afectiva las personas se comportan de modos muy distintos. Algunos se muestran desconfiados, evasivos o ansiosos mientras que otros no tienen ningún miedo a abrirse a los demás. Unos parecen esperar el rechazo y otros la aceptación. Pero, ¿qué hace que seamos tan diferentes? ¿Somos igual de seguros o inseguros en la infancia y en la edad adulta? ¿Hemos tenido que aprender a amar?

El amor es un tema que ha dado muchos quebraderos de cabeza, tanto a quienes lo viven como a quienes tratan de investigarlo. Los psicólogos han estudiado esos lazos de amor que nos mantienen unidos a otra persona y le han dado el nombre de vinculación afectiva o apego. Se define como una relación afectuosa, recíproca, activa y fuerte entre dos personas. Son relaciones que proporcionan sentimientos de seguridad y cuando una persona se ve privada de ellas se siente sola o inquieta. Es decir, echamos de menos a la persona a quien amamos (llamada en psicología figura de apego). Esto es algo que no ocurre con otro tipo de relaciones cuya finalidad es proporcionarnos guía, compañía, diversión, oportunidad de compartir intereses comunes, intercambiar opiniones o sentirse necesitado, etc.

Empezando a amar

La formación de la relación afectiva depende tanto de la madre (o principal cuidador) como del hijo, de manera que ambos están contribuyendo en mayor o menor medida a su desarrollo y mantenimiento. Durante los primeros meses de vida casi cualquier conducta del niño puede promover afecto y ternura en la madre: lloran, sonríen, miran a los ojos, emiten sonidos o balbucean, etc. Este comportamiento empuja a la madre a acercarse y responder a sus necesidades, de forma que el niño se da cuenta de que cuando llora alguien está ahí para consolarlo, darle cariño y alimentarlo.

sábado, 17 de enero de 2009

La mujer, como el hombre, víctima de la depresión económica

Las mujeres, en muchos casos, lograron la igualdad que buscaban. Pero la igualdad funciona en las buenas y en las malas.

En Estados Unidos son hoy víctimas del mal momento económico y se retiran de la fuerza laboral.

Desde los años 60 se vienen sumando, cada vez en mayor número, a las huestes de trabajadores. Ese proceso se detuvo por primera vez esta década y todo indica que se podría acelerar. Por cierto, por primera vez desde que apareció el "movimiento de la mujer" en Estados Unidos cayó el porcentaje de mujeres en el trabajo, según informa el Bureau of Labor Statistics. Cada una de las siete anteriores recuperaciones económicas ocurridas desde 1960 terminó con mayor porcentaje de mujeres en la fuerza laboral.

Cuando los economistas comenzaron a advertir esta tendencia hace dos o tres años, muchos pensaron que el retiro del empleo pago obedecía a un deseo de quedarse en casa, bien para criar hijos o porque sus maridos ganaban bien o porque sentían que debían manejar sus hogares.


Pero ahora surge una explicación diferente en los datos del gobierno, en la investigación realizada por varios economistas por encargo de una comisión del Congreso nacional.

Después de incursionar prácticamente en todas las ocupaciones posibles, las mujeres sufren en gran escala los mismos problemas que los hombres: momento económico difícil, despidos, tercerización, sueldos estancados o la perspectiva de reducción de sueldo. Y están respondiendo como los hombres, retirándose o desapareciendo por un tiempo.

El estudio de la comisión económica (Joint Economic Committee) da cuenta del creciente número de mujeres que dejan de trabajar ("en un pie de igualdad con los hombres") y concluye que eso podría tener nefastas consecuencias para la familia. "Las mujeres llevan a sus hogares alrededor de un tercio del ingreso familiar," dijo Carolyn Maloney, senadora demócrata por Nueva York y vicepresidenta de la comisión conjunta. "Y sólo las familias donde la mujer también trabaja han visto una mejora real en su nivel de vida."

La proporción de mujeres con empleo en lo que constituye su vida activa - 25 a 54 años - llegó a su punto culminante a principios del año 2000, con 74,9%, junto cuando estaba por explotar la burbuja de inversiones tecnológicas. Ocho años después, en junio, era 72,7%. La reducción es aparentemente pequeña, pero esos 2,2 puntos porcentuales borran más de 12 años de conquistas para las mujeres. Si hubiera predominado el viejo patrón de expansión que imperaba antes, habría cuatro millones más de mujeres trabajando en sus años más productivos. El patrón es similar entre las que tienen alto y bajo nivel de educación, entre las casadas y las que nunca lo hicieron, entre las madres con hijos adolescentes y las que tienen hijos pequeños, entre las blancas y las negras.

Las mujeres, en suma, están por primera vez retirándose del trabajo con la misma uniformidad que los hombres en la franja activa de su vida. 96% delos hombres tenía empleo en 1953, su año récord. Eso cayó a 86,4 % al día de hoy. La diferencia está en que cuando las mujeres dejan de trabajar, naturalmente se supone que es para atender su casa, algo que no ocurre con los hombres.

El retiro más notable se ve en la manufactura, donde más de un millón de mujeres desaparecieron de las nóminas desde 2001. Como los hombres, muchas no volvieron a empleos en otros sectores.

A veces es el estancamiento de los salarios lo que las desalienta para buscar otro empleo, dice Lawrence Katz, economista laboral de Harvard. El sueldo ya no está subiendo para las mujeres de 25 a 54. Por el contrario, el salario medio ha caído en los últimos años, de US$ 15,04 la hora en 2004 a US$ 14,84 en 2007, con ajuste por inflación, según el Economic Policy Institute. (Actualmente, el mismo salario para los hombres es dos dólares más).

Para las mujeres, eso es algo que no se había prolongado tanto desde los años 70, y como eso es una experiencia nueva para ellas, "muchas son más renuentes que los hombres a aceptar menos paga", dice Nancy Folbre, economista de la universidad de Massachusetts.
Fuente mercado

La anorexia y la vigorexia tendrían un origen genético común


Un nuevo estudio sobre gemelos sugiere que, en los hombres, la obsesión por la talla pequeña y la falta de desarrollo, conocida como trastorno de dimorfismo muscular o vigorexia, tendría el mismo origen genético que la anorexia nerviosa.

En cinco pares de gemelos, cada uno con un varón con anorexia, un equipo de investigadores en Finlandia halló una "responsabilidad familiar" en los problemas relacionados con el trastorno alimentario, como la depresión, el dimorfismo muscular y el trastorno obsesivo compulsivo.

Los resultados sugieren que todos los síntomas tienen raíces genéticas similares.

La anorexia nerviosa no es frecuente en los varones y el avance de la enfermedad casi no se conoce, explicó el equipo dirigido por Anu Raevuori, de la Universidad de Helsinki, en Finlandia.

Para comprender mejor cómo la enfermedad avanza en los hombres y para analizar los factores potencialmente familiares los autores identificaron a los cinco pares de gemelos de entre 2.122 que habían nacido en Finlandia entre 1975 y 1979.

Cada uno de los cinco hombres con anorexia había tenido sobrepeso antes de los 17 años, pero sus gemelos tenían peso normal a los 20.

"El sobrepeso temprano en los varones más vulnerables influía en el comienzo de las dietas, lo que, a la vez, provocaba anorexia nerviosa", escribió el equipo en International Journal of Eating Disorders.

Cuatro de los hombres con anorexia y cuatro de sus respectivos gemelos siempre habían sufrido un trastorno afectivo que, menos en uno de ellos, era depresión grave.

En todos los pacientes con anorexia nerviosa, el trastorno precedía a la aparición de la depresión.

Sólo uno de los participantes con anorexia recibió tratamiento.

Si bien todos se recuperaron de la enfermedad, conservaron algunos síntomas, como dimorfismo muscular, práctica excesiva de levantamiento de pesas y consumo de proteínas y otros suplementos para formar músculos.

Aunque los hombres padecieron anorexia durante un período relativamente corto, según observó el equipo, todos consideraron el trastorno alimentario como "un momento especialmente estresante" de sus vidas.

"Los sentimientos de vergüenza, aislamiento y alienación fueron frecuentes y surgieron del estigma doble de tener no sólo una enfermedad mental, sino también una enfermedad de mujer", concluyó el equipo.

El deterioro de la calidad de vida mental y física por el trastorno bipolar

La peor calidad de vida física podría ser consecuencia del uso del alcohol y del tabaco y de los efectos del tratamiento.

El trastorno bipolar conlleva una peor calidad de vida tanto mental como física, incluso en los períodos de normalidad, según concluyen los resultados de un estudio realizado en el Instituto de Neurociencias de la Universidad de Granada y la Unidad de Salud Mental del Hospital Neurotraumatológico de Jaén que han sido publicados en la revista The American Journal of Psichiatry, órgano oficial de la Asociación Americana de Psiquiatría.

El estudio, diseñado para evaluar la calidad de vida de los pacientes que sufren este tipo de trastorno, fue llevado a cabo con 108 pacientes y un grupo comparativo formado por 1.210 personas procedentes de una muestra de población general.

Dentro del grupo de pacientes, 48 de ellos se encontraban eutímicos, es decir, sin síntomas activos de la enfermedad; los 60 restantes (no eutímicos) presentaban síntomas relevantes en el momento de la evaluación.

El trastorno bipolar, conocido tradicionalmente como psicosis maníaco-depresiva, afecta aproximadamente a 3 de cada 100 personas y se caracteriza por la alternancia de episodios recurrentes de depresión (fases depresivas) y de períodos de gran euforia (fases maníacas). El afectado oscila intensamente (generalmente en semanas o meses) entre la alegría y la tristeza, además de gozar de otros periodos de normalidad (eutimia).

Atendiendo a los resultados, los investigadores señalaron que la peor calidad de vida física podría ser el resultado, cuando menos parcialmente, de un mayor uso de sustancias adictivas como alcohol y el tabaco, los efectos secundarios del tratamiento farmacológico a largo plazo y un estilo de vida más sedentario.

Además, señalaron que los pacientes que sufren una peor calidad de vida mental son quieres comenzaron a sufrir la enfermedad antes de los 20 años, quienes llevan más tiempo sufriéndola, quienes padecen el subtipo II de la enfermedad, quienes presentan dependencia del tabaco y quienes en el presente sufren síntomas depresivos. A su vez, los investigadores granadinos demostraron que tener un alto apoyo social (de la familia, por ejemplo) está asociado a una mejor calidad de vida en el paciente.

Otro de los aspectos revelado por el trabajo es que los síntomas depresivos (tristeza, apatía, cansancio, dificultad de concentración, insomnio, falta de apetito, etc.) afectan a la calidad de vida más que los síntomas maníacos (autoestima exagerada, desinhibición, verborrea, hiperactividad, aumento del apetito sexual), y que también producen más discapacidad o repercusión negativa en la capacidad para trabajar y para la vida familiar y social. En este sentido, explicaron que probablemente se deba a que los síntomas maníacos son más breves en el tiempo y responden bien a la medicación, mientras que los depresivos suelen ser más difíciles de eliminar por completo.

Obsesión a mentir

Víctor Ingrassia (La Nación). Faltar a la verdad en forma repetitiva es un problema patológico que suele comenzar durante la niñez

Para el poeta inglés Alexander Pope, "el que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera".

Quizá no sean veinte, pero sin duda ése es el comportamiento de quien no puede dejar de mentir en forma compulsiva y hace de esto un hábito de vida.

Si bien la mentira forma parte del ser humano desde su niñez, la conducta repetitiva de faltar a la verdad desde que uno tiene uso de razón deja de ser normal y se convierte en un problema patológico que hoy puede resolverse con la terapia adecuada.

"La compulsión es la base de todo tipo de trastorno obsesivo y la mentira repetitiva está relacionada con problemas en personalidades inflexibles y de conducta rígida", afirmó el doctor Eduardo Grande, jefe de la División Salud Mental del Hospital General de Agudos Teodoro Alvarez. Según el psiquiatra, la mentira compulsiva es difícil de manejar terapéuticamente porque se oculta tras otras conductas, como la compulsión por el juego o las adicciones.


Según estadísticas de 2005 del Servicio de Salud Mental del hospital, el 92% de los pacientes miente sobre el consumo de sustancias; el 25%, sobre el consumo de alcohol, y el 58%, sobre el juego patológico (ludopatía).

Una marca de la niñez

Aunque la personalidad del mentiroso compulsivo se manifiesta en la juventud o la adultez, los especialistas señalan que es durante la niñez cuando comienza a construirse.

Para el doctor Daniel Alberto Vidal, de la Asociación Argentina de Psiquiatría, mentir de chico "es una creación imaginativa espontánea común en los primeros años de vida, que forma parte del desarrollo psicoevolutivo normal". Como ejemplos señaló el mentir en los primeros diálogos con juguetes o mascotas y en los relatos de la vida cotidiana, que suelen adornar con situaciones y personajes imaginados.

"La conducta del mentiroso compulsivo tiene su raíz en los vínculos más primarios; es decir, aquellos que lo han formado como sujeto. En la niñez se forma su personalidad según la educación y el contexto en el que se vive. Está en constante asimetría con los adultos, por lo que se vale de mentiras inocentes para intentar igualarse", explicó la psicóloga Miriam Mazover, directora del Centro Dos.

Ahora, según la experta, el hecho de que los padres repriman las mentiras de su hijo le impide a éste generar una marca que lo caracterice y le suele dejar un trauma que se dará a conocer en la adultez. "Comienza a operar un mecanismo en la mente que quedó enquistado en la infancia, sin elaborar. Así, la mentira repetitiva toma el lugar del recuerdo fallido y surge en forma inconsciente", agregó Mazover.

Trastornos de la conducta

Según Vidal, existen cuatro tipos de manifestación de la mentira: la hecha en forma esporádica (todos alguna vez mentimos), la evolutiva (de niño), la que se dice como producto de un padecimiento sintomático (para obtener atención gracias a la creación de un falso personaje) y la efectuada como conducta repetitiva. Esta es la mitomanía, en la que se vive para y por la mentira.

"El mitómano utiliza la mentira como conducta de vida, falseando la verdad respecto de hechos, cosas y personas con el objeto de hacer un daño", destacó Vidal, psiquiatra del Departamento de Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UBA.

Para Mazover, existen tres tipos de personalidad donde se asienta esa conducta obsesiva: la psicótica (producto de un delirio), la perversa (la mentira es un instrumento para falsear hechos y dichos) y la neurótica (el otro aparece como alguien que lo tiene todo y se necesita de la mentira para llamar su atención).

Según Mazover, la mentira compulsiva no es un motivo de consulta, pero sí subyace como un problema en el 35% de los pacientes tratados en el Centro Dos.

Cómo prevenir

Una forma de evitar que la mentira se transforme en una obsesión en la adultez es "no castigar a los chicos cuando dicen una mentira menor, ya que es propio de la imaginación infantil y forma parte de su maduración", explicó Vidal, para quien los padres deben explicar las diferencias entre fantasía y realidad.

Destacó, además, que el adulto que padece este trastorno en forma histriónica debe recurrir a terapia.

Pero para poder prevenir, es necesario detectar la conducta a tiempo. En este sentido, dos universidades estadounidenses difundieron en 2005 trabajos experimentales que sugieren que las mentiras podrían detectarse con un estudio de rutina. En uno, científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pennsylvania compararon imágenes obtenidas con resonancia magnética funcional del cerebro de sujetos cuando mentían y cuando decían la verdad. Según los resultados publicados en Nature, determinaron que las mentiras se pueden detectar con un 99% de precisión.

En el segundo estudio, expertos de la Universidad de California del Sur hallaron que el cerebro de los mentirosos compulsivos posee diferencias estructurales respecto de quienes dicen la verdad: en el lóbulo frontal tienen más sustancia blanca que materia gris.

Pero a pesar de que hay quienes aseguran que "todos los hombres nacen sinceros y mueren mentirosos", lo que acaba de leer es cierto... De verdad.

La salud mental

La salud mental es un asunto cotidiano que puede afectar a la familia, la escuela, el lugar de trabajo o las actividades de ocio.

Mientras que la buena salud mental contribuye al capital social, humano y económico de la sociedad, el estado contrario puede reducir drásticamente la calidad de vida de las personas afectadas y sus familias.

No se trata de un reto que se limite exclusivamente al sector de la asistencia sanitaria. La salud mental se encuentra entre las tres primeras causas de ausencia laboral y es uno de los motivos principales de jubilación anticipada o de disfrute de una pensión de invalidez.

Además, representa un coste importante para la sociedad que repercute en la economía, la educación, la asistencia social y los sistemas judicial y penitenciario.

Los trastornos mentales más habituales en la UE son la ansiedad y la depresión, si bien existen importantes desigualdades entre los Estados miembros y dentro de los mismos. Además, las iniciativas en este ámbito suelen presentar un panorama fragmentado.

Por estas razones, la protección y la promoción de la salud mental ocupan un lugar importante en el programa de actividades de la Unión Europea, que estudia en la actualidad una estrategia al respecto.

En el Libro Verde «Mejorar la salud mental de la población. Hacia una estrategia de la Unión Europea en materia de salud mental», publicado en octubre de 2005, se afirma que esta estrategia podría aportar un valor añadido mediante la creación de un marco de intercambio y cooperación entre los Estados miembros, las partes interesadas de los sectores afectados y la comunidad investigadora.

Además, podría incrementar la coherencia y actuar como interfaz entre la actuación política y la investigación.

Entre los principales objetivos de la estrategia de la UE en materia de salud mental figuran las actuaciones preventivas, la asistencia y el tratamiento, la lucha contra la estigmatización y la discriminación de las personas que padecen trastornos mentales y la mejora de la información y los conocimientos.

A título de ejemplo, cabe mencionar algunas de las actuaciones que se consideran cruciales, como son la mejora de las habilidades parentales, el fomento de una cultura participativa en el lugar de trabajo, las redes de apoyo social y la defensa de la inclusión social, los derechos humanos y la dignidad de las personas.

Fuente ec.europa.eu

El ejercicio no frena la depresión

Sólo las personas predispuestas a la actividad física muestran benefinicios psicológicos La actividad física está relacionada en las sociedades occidentales con una disminución de los síntomas de ansiedad y depresión.

Sin embargo, no es la adrenalina del deporte ni el sosiego experimentado después del esfuerzo psicomotor lo que aparta a los ciudadanos de desarrollar síntomas negativos en su estado de ánimo. Es la predisposición genética la que nos lleva a hacer ejercicio y a beneficiarnos psicológicamente de él, si se practica de manera voluntaria.

Numerosos artículos médicos publicados al respecto ponen de relevancia la influencia positiva del deporte en las personas con tendencia depresiva.

Sin embargo, los autores de la investigación publicada en el 'Archives of General Psychiatry' matizan que las muestras seleccionadas en los estudios precedentes sólo evaluaban a segmentos específicos de la población, más propensos a desarrollar tales efectos positivos en el desarrollo de los síntomas de ansiedad y depresión.

Los científicos, dirigidos por Marleen H. M. De Moor, han seleccionado una muestra de más de 8.500 personas de 18 a 50 años. En total, han evaluado los casos de 5.952 gemelos, 1.357 hermanos de los mismos (con carga genética emparentada pero no exacta) y unos 1.249 progenitores.

Desde 1991, los participantes recibieron cada dos años un cuestionario en el que ellos mismos reflejaban su estado de salud, modos de vida y rasgos de su personalidad de un modo detallado. El nivel de las actividades físicas desarrolladas por cada uno de los miembros de la muestra se midió a través de la llamada 'tasa metabólica equivalente' (MET), que contabiliza el gasto energético muscular que se experimenta con cada ejercicio. Mientras que los síntomas depresivos fueron agrupados en distimias, ataques de pánico, fobia social, comportamiento neurótico y ansiedad generalizada.
Gemelos exactos

Los individuos que realizaban ejercicio físico con más carga metabólica manifestaban un leve descenso de los síntomas de la depresión, sin embargo, la causa del buen estado de ánimo no provenía de las actividades en sí, sino de su comportamiento a la hora de realizar un ejercicio y su carácter voluntario.

Los datos de los gemelos monocigóticos, es decir, los genéticamente idénticos, fueron analizados con especial interés para determinar la importancia del deporte en el mantenimiento de una autoestima favorable. Sin embargo, los resultados arrojaron que el gemelo sometido a un mayor entrenamiento físico no mostró menos indicios de ansiedad o depresión que el que practicó deporte de una forma más moderada. Los síntomas, en caso de haberlos desarrollado, eran los mismos en ambos hermanos y, en ocasiones, incluso eran similares a los demás miembros de la familia. Además, los análisis mostraron, con el tiempo, que no se produjeron cambios de humor significativos en el gemelo que aumentó su nivel de ejercicio.

El resultado no fue igual, en cambio, en los gemelos fraternales, nacidos de dos óvulos fecundados de forma independiente. En estos casos, se observó que el hermano físicamente más activo mostraba menos síntomas de tendencia depresiva, cuestión que los científicos holandeses atribuyen a un componente genético distinto que hace que uno de ellos tenga más predisposición a practicar deporte de forma voluntaria, que sí mejoraría el estado de ánimo de las personas.

Los investigadores de la Universidad de Amsterdam (Holanda) han matizado que "se desconocen cuáles son exactamente los genes que pueden estar implicados en el comportamiento de las personas a la hora de realizar un ejercicio voluntario" (uno de los factores relacionados con la disminución de la ansiedad y la depresión), pero apuntan a la posibilidad de que la dopamina, la norepinefrina y la serotonina se encuentren entre los componentes.

Según recoge el estudio, "el ejercicio realizado de forma voluntaria en el tiempo libre está bajo la influencia de factores genéticos, mientras que el dirigido o supervisado por alguien está determinado por otros factores ambientales que no influyen en el estado de ánimo".

Aun así, los autores insisten en que los resultados "no quieren decir que el deporte no pueda beneficiar a aquellos con ansiedad o trastornos depresivos", sino que, al contrario de lo que se ha afirmado anteriormente, éste no tiene efectos similares a los antidepresivos o a las terapias cognitivas.

La ebriorexia

Anorexia y bulimia son dos enfermades que tienen a muchas familias en alerta. No dejan de crecer las enfermedades psicológicas relacionadas con la alimentación.

Ahora nace la ebriorexia, que es una conjugación de anorexia, bulimia y alcoholismo. No comer sometiéndose a una abstinencia alimenticia voluntaria, realizar un atracón y posteriormente provocar el vómito y como tónica dominante en ambas conductas, abusar de las bebidas alcohólicas, así es la ebriorexia.

Las famosas han sido las pioneras en esta enfermedad. Victoria Beckham, Lindsay Lohan, Tara Reid o Misha Burton han sido algunas de los personajes hollywoodenses que se han relacionado con esta enfermedad, pues han sido "pilladas" en numerosas ocasiones bajo los efectos del alcohol y su físico ha sido más de una vez criticado por lucir una extrema delgadez. Además, las visitas a los centros de desentoxicación no ha hecho más que agravar los rumores.
Victoria Beckham afirmó hace tiempo que intentaba combatir su delgadez consumiendo alcohol para meter más calorías en su cuerpo. Lindsay Lohan reconoció que padecía anorexia y su madre confirmó sus problemas con el alcohol, incluso los periodistas captaron imágenes de la actriz en una discoteca bebiendo vodka y tomando pastillas adelgazantes.

La obsesión por estar delgado, la creciente aceptación social sobre el consumo de drogas y bebidas alcohólicas, se combina con la moda de las rehabilitaciones, un peligroso cóctel responsable del aumento de la nueva enfermedad.

Solamente cabe esperar que las más jovencitas no sigan este absurdo "estilo de vida".

La depresión de las madres

Los bebés cuyas madres padecieron depresión antes de quedarse embarazadas son mas sensibles a presentar patrones de sueño caóticos, señala un estudio difundido por la Universidad de Michigan (UM), en EE.UU.

De este modo, los niños nacidos de madres con cuadros depresivos toman más siestas durante el día, requieren más tiempo para calmarse por la noche y se despiertan más a menudo.

Sin embargo, "esto no significa que los hijos de madres con depresión estén condenados a seguir los pasos de sus progenitoras, aún cuando esta enfermedad tiende a continuar en la familia", señaló en un comunicado Roseanne Armitage, responsable del equipo del Laboratorio de Sueño y Cronofisiología de la UM.

Asimismo, la experta alerta que los padres y madres que no han sufrido depresiones tampoco pueden ignorar la importancia del sueño de sus recién nacidos.

Armitage presentará los resultados completos de este estudio la próxima semana en la reunión de la Sociedad del Sueño en Glasgow (Escocia).

Según explicó el laboratorio de esta universidad, "los seis primeros meses de vida de un bebé son cruciales para el desarrollo de patrones regulares de sueño y vigilia, conocidos como ritmos circadianos, que todo niño necesita para un futuro saludable".

Por este motivo, las familias, especialmente las que presentan historiales depresivos, deben prestar mucha atención a las condiciones que crean para el sueño de sus infantes desde el nacimiento.

"La privación crónica del sueño está relacionada con un riesgo elevado de depresión en todas las personas, pero en las nuevas madres, debido a los cambios hormonales y la necesidad de recuperarse del embarazo y del parto, la privación del sueño puede ser realmente un problema", dice el estudio.

Los niños de cortas edades necesitan una siesta durante el día para obtener todo el sueño que necesitan, de 11 a 18 horas en los primeros dos meses después del nacimiento, de 11 a 15 horas en los próximos diez meses y de 12 a 14 horas entre el primer y el tercer año.

"El mantenimiento de un horario muy regular para dormir es increíblemente importante", anotó Armitage, quien añadió que "tanto para adultos, niños o bebés cuanto más estable sea la hora de ir a dormir menos caótico es el sueño durante la noche".

Adicciones

¿Qué es la farmacodependencia?
El uso de drogas como marihuana, cocaína, heroína y otras "drogas callejeras" y el abuso de algunos medicamentos psicotrópicos (tranquilizantes, sedantes, píldoras para el dolor y anfetaminas) como medio de obtener un "viaje" o para enfrentar el estrés y los problemas emocionales.

¿Cómo se desarrolla adicción a una droga?
Se dice que existe dependencia o adicción a una droga cuando existe una necesidad física o psicológica de esa substancia. La persona puede no darse cuenta que es adicta hasta que intenta dejar de consumir la droga repentinamente. La abstinencia de una droga puede producir síntomas desagradables y requerir de tratamiento médico o de grupos de ayuda.

¿Cómo pueden prevenirse las adicciones y el alcoholismo?
Identifique en usted o sus familiares los signos de estrés emocional. Trate de entender y resolver las causas de depresión, ansiedad o soledad. No recurra al alcohol o a las drogas para enfrentar estos problemas.


Si bebe, hágalo moderadamente. Cuando tenga reuniones y fiestas, ofrezca también bebidas no alcohólicas. Los hijos aprenden también con el ejemplo.

Si hay antecedentes de alcoholismo en la familia, preste especial atención. Existen tendencias familiares al alcoholismo.

Cuando el médico le recete un medicamento, pregunte si este puede causar dependencia, especialmente si se trata de píldoras para el dolor, tranquilizantes, sedantes y píldoras para dormir. Siga las instrucciones cuidadosamente y no exceda las dosis recomendadas.

No use medicamentos para dormir, perder peso o relajarse sin prescripción y vigilancia médica.

No consuma alcohol cuando esté bajo tratamiento con medicamentos. Muchos de ellos provocan reacciones adversas al combinarse con el alcohol

¿Qué puedo hacer ante las adicciones y el alcoholismo?

Identifique y reconozca el problema en usted o en algún miembro de la familia y consúltelo con su médico como un problema de salud.

Infórmese. Asista a una reunión de Alcohólicos Anónimos, Narcóticos Anónimos o Al-Anon. Estos son grupos de autoayuda para lograr dejar de beber o consumir drogas. Busque libros o literatura sobre el tema.

Nunca ignore el problema. El alcoholismo y la drogradicción son enfermedades graves, progresivas y que causan graves daños a la salud del individuo y de la familia.

¿Cómo se desarrolla adicción a una droga?
Se dice que existe dependencia o adicción a una droga cuando existe una necesidad física o psicológica de esa substancia. La persona puede no darse cuenta que es adicta hasta que intenta dejar de consumir la droga repentinamente. La abstinencia de una droga puede producir síntomas desagradables y requerir de tratamiento médico o de grupos de ayuda.

¿Cómo pueden prevenirse las adicciones y el alcoholismo?
Identifique en usted o sus familiares los signos de estrés emocional. Trate de entender y resolver las causas de depresión, ansiedad o soledad. No recurra al alcohol o a las drogas para enfrentar estos problemas.

Si bebe, hágalo moderadamente. Cuando tenga reuniones y fiestas, ofrezca también bebidas no alcohólicas. Los hijos aprenden también con el ejemplo.

Si hay antecedentes de alcoholismo en la familia, preste especial atención. Existen tendencias familiares al alcoholismo.

Cuando el médico le recete un medicamento, pregunte si este puede causar dependencia, especialmente si se trata de píldoras para el dolor, tranquilizantes, sedantes y píldoras para dormir. Siga las instrucciones cuidadosamente y no exceda las dosis recomendadas.

No use medicamentos para dormir, perder peso o relajarse sin prescripción y vigilancia médica.

No consuma alcohol cuando esté bajo tratamiento con medicamentos. Muchos de ellos provocan reacciones adversas al combinarse con el alcohol

Uso y abuso de heroína y opiáceos

La heroína y otros opiáceos son drogas sedativas que deprimen el sistema nervioso, ralentizan el funcionamiento del organismo y combaten el dolor físico y emocional.

En general, los opiáceos como la heroína bloquean los mensajes de dolor, creando una sensación falsa de calma al hacer más lento el funcionamiento orgánico e incrementar las sensaciones de placer en el cerebro.

Por tanto, el efecto más usual de la heroína es el sentimiento de relajación, calidez y desapego, junto a una disminución de la ansiedad.

Algunos consumidores dicen que la heroína les hace sentir como si estuvieran flotando, invencibles, y otros dicen sentirse entumecidos.

Estos efectos empiezan rápidamente y pueden durar algunas horas, aunque varían mucho dependiendo de la dosis y de la vía en que la heroína es administrada.
Efectos de la heroína

Esta inmediatez en los efectos de la heroina tiene que ver con que al ser administrada, esta sustancia alcanza el cerebro muy rápidamente.

Pero esto significa algo más: que la heroina es altamente adictiva, es decir, que produce un alto número de adictos entre sus consumidores.

Adicción heroína y otros opiáceos: una enfermedad tratable en un centro de desintoxicación especializado.

La adicción heroína (opiáceos) es vista por mucha gente como un problema estrictamente social o de carácter, y desde estas premisas se suele caracterizar a los adictos a esta sustancia como personas moralmente débiles o con tendencias criminales.

Frecuentemente se cree, de manera errónea, que los adictos a la heroína serían capaces de abandonar el consumo si estuvieran dispuestos a cambiar su conducta.

Por otro lado, muchos piensan que, así como el adicto lo es simplemente porque ha decidido consumir demasiada heroína, la adicción a la heroína es simplemente un consumo demasiado alto de heroína.

Pero científicos, médicos y psicólogos coinciden de manera contundente en diferenciar el abuso de la adicción a la heroína.

Las investigaciones demuestran que la adicción, al contrario que el uso o incluso el abuso de heroína, no es un problema de libre decisión.

La adicción comienza cuando hay un abuso de heroína, es decir, cuando el consumidor decide “conscientemente” administrarse heroína de manera repetida y habitual.

Pero no es solo eso. La adicción a la heroína supone introducirse en un estado cualitativa y cuantitativamente diferente, un proceso de consumo compulsivo de heroína y de daños a nivel del tejido cerebral.

Por tanto la adicción a la heroína, más allá de consideraciones morales o sociales, es una enfermedad tratable, una dolencia. La adicción es una enfermedad del cerebro.

Porque la heroína no sólo interfiere en el funcionamiento cerebral normal al crear fuertes sentimientos de placer, sino que además tiene efectos a largo plazo en el metabolismo y la actividad del cerebro.

En un determinado momento del consumo o del abuso de heroína, se producen cambios cerebrales que convierten el abuso en adicción, en enfermedad. Así, los adictos a la heroína sufren un intenso y compulsivo deseo de esa droga (craving) y no pueden abandonar el consumo por sí mismos.

Aunque los mecanismos de la adicción todavía no son totalmente entendidos, sí se sabe que la tolerancia y la dependencia pueden conducir a ella: cuando la heroína se consume repetidamente, el cerebro se adapta y se vuelve cada vez menos sensible a esta sustancia, por lo que la dosis de consumo debe ser incrementada gradualmente para obtener los mismos efectos.

Esto es la tolerancia. Por otra parte, cuando se deja de consumir heroína, el consumidor experimenta alteraciones físicas, esto es, síndrome de abstinencia, que desaparece cuando se vuelve a consumir heroína.

Estos síntomas de abstinencia se dan porque el cerebro se ha adaptado a la presencia de la droga (es decir, hay una neuroadaptación), y cuando el consumo de heroína se interrumpe bruscamente se hacen evidentes los desórdenes cerebrales que estaban enmascarados por el consumo. Cuando un consumidor se vuelve dependiente de la heroína, su organismo sólo funciona “normalmente” si recibe esta droga.

La adicción implica, como se ha anotado, un intenso e irresistible deseo de droga, un comportamiento de búsqueda compulsiva de heroína. El consumo de esta droga se vuelve obsesivo.
El adicto está atrapado. El problema o la situación que estuviera intentando resolver cuando comenzó a consumir heroína se ha borrado de su mente.

En este punto, en lo único que puede pensar es en conseguir y consumir la droga.

Por tanto, se pierde el control de este consumo y se ignoran sus gravísimas consecuencias, y sólo un tratamiento llevado a cabo por profesionales puede lograr una recuperación de esta enfermedad.

Efectos de la adicción a la heroína y otros opiáceos

La adicción a la heroína puede conducir a la muerte, y produce las siguientes complicaciones médicas:

Infecciones bacterianas de los vasos sanguíneos.
Abscesos y otras infecciones de tejidos blandos.
Venas marcadas u obstruidas
Enfermedades infecciosas como hepatitis o VIH/SIDA.
Infecciones de las válvulas cardiacas.
Problemas musculares y articulares.
Enfermedades del hígado y los riñones.
Daños pulmonares, entre ellos neumonía y tuberculosis.

Por otro lado, muchos de los aditivos que se añaden a la heroína pueden incluir sustancias que no se disuelven completamente y que pueden obstruir los vasos sanguíneos que conducen a los pulmones, hígado, riñones o cerebro. Esto puede causar infección o muerte de pequeñas áreas de células en órganos vitales. Reacciones inmunes a estos aditivos pueden causar también artritis u otros problemas reumáticos.

Y por supuesto, compartir jeringuillas, agujas o fluidos durante el consumo puede conducir a algunas de las más graves infecciones relacionadas con la adicción a la heroína, como la hepatitis B y C, el VIH y otros virus de transmisión sanguínea, que a su vez, los adictos pueden transmitir a sus parejas sexuales o sus hijos. Por último, los efectos de la adicción a la heroína no sólo son físicos. Insomnio, ataques de pánico y funciones mentales obnubiladas son algunos de los síntomas psicológicos comunes en los adictos a esta sustancia.

Según el estudio los antidepresivos pueden dañar la fertilidad masculina

Son dañinos para el esperma, según científicos de EE UU.
Lo vuelve más lento en su camino por el sistema reproductivo.
Aunque todavía no se conoce el alcance real del estudio.

Los medicamentos que consumen numerosos hombres para combatir un estado de depresión pueden traerles graves problemas en el futuro a la hora de ser padres, según un estudio elaborado por científicos estadounidenses, del que se desprende que estos tratamientos son dañinos para el esperma.

Aunque todavía no se conoce el alcance real de este estudio, ya que se trata de un informe provisional, los expertos en salud mental recomiendan defienden el tratamiento de la depresión a través de terapias de grupo o de ejercicio, para evitar estos medicamentos que, señalan, tienen también otro tipo de riesgos.

Según el estudio publicado en la revista New Sciencist, los resultados se deben principalmente a la paroxetina, uno de los antidepresivos más comunes, aunque uno de los efectos que produce es hacer más lentos a los espermatozoides en su camino a través del sistema reproductivo masculino.

Esto se aprovecha para tratar la eyaculación precoz, pero es dañino para el esperma. Así se demostró durante el estudio que se realizó sobre 35 voluntarios sanos que proporcionaron muestras antes, durante y después del tratamiento con paroxetine, una sustancia que estuvieron consumiendo durante cuatro semana.

En un principio, destacan los expertos a la publicación, en declaraciones recogidas por otr/press, no se apreció demasiadas diferencias entre el antes y el después, en cuanto "a la forma y al movimiento del esperma".

Sin embargo, las pruebas sobre "la fragmentación de ADN" produjeron un resultado diferente ya que en las muestras se pudieron detectar bastantes espermatozoides con problemas de ADN, en concreto un 30,3 por ciento del esperma de cada uno de los encuestados. Ante estos resultados, los científicos se preguntan ahora si este cambio en la 'salud' del esperma sería tan grave como para afectar la fertilidad total, o si el 70 por ciento restante de esperma natural sería bastante para producir un embarazo viable.

En este sentido destacaron que en parejas que sufren este tipo de problemas, los estudios han señalado que las parejas donde el esperma del hombre tiene niveles más bajos de producción de espermatozoides sanos es más difícil que alguno de ellos se fecunde de manera satisfactoria en la matriz.

El Doctor Allan Pacey, profesor de la Universidad de Sheffield, y participante en este estudio, explicó que tras este descubrimiento es necesario que "se lleven a cabo más investigaciones para ayudar a científicos a evaluar el riesgo" real que puede suponer el consumo de los antidepresivos.

Así destacó que el aumento del daño con la paroxetine es evidente y alarmante, "aunque el nivel en el que pensamos que el daño se hace clínicamente significativo todavía es causa de polémica entre muchos científicos", de ahí la necesidad de continuar con estudios de este tipo. "Hay que llegar más lejos", comentó Pacey.

El fabricante no está preocupado

A raiz de este estudio, el fabricante del medicamento, GlaxoSmithKline, precisó que su intención es repasar los contenidos de este documento, aunque señaló que los pacientes deben estar tranquilos ya que, a su juicio, "los clientes no pueden estar preocupándose porque esto es un estudio preliminar con un pequeño grupo de la muestra", informó la BBC. Aún así destacó que los que estén preocupados pueden consultar al médico para que les recete otro tipo de medicamentos.

"Los antidepresivos pueden ser una cuerda salvavidas para muchas personas, y el riesgo de recaída debe ser tenido en cuenta en el equilibrio de los riesgos y las ventajas de estas medicinas", señaló por su parte el Doctor Andrew McCulloch, de la Fundación de Salud mental quien destacó que "la mayor parte de medicaciones llevan algún nivel de riesgo, y los antidepresivos no son diferentes", pues, a su juicio se trata de una droga poderosa, de manera que, para él, no ha ido una sorpresa este descubrimiento y el impacto que estas pastillas pueden tener para el cuerpo.

Depresión se asocia a peor pronóstico en pacientes infartados

"Las depresiones empeoran en 2,6 veces la evolución de los pacientes con enfermedad cardiovascular (ECV), y los tratamientos antidepresivos no mejoran el pronóstico".

Ladoctora Elisabeth Martens, de la Universidad de Tilburg (Holanda), presentó la semana pasada un estudio en el Congreso Europeo de Cardiología en Múnich, que ahonda en la relación directa que existe entre enfermedad cardiaca y depresión.

El trabajo fue realizado en 2.466 pacientes. Todos ellos sufrían depresión y habían estado hospitalizados una media de 2,5 años.


Entre las conclusiones más relevantes se vio que los síntomas somáticos como el insomnio, el miedo y la culpa son los rasgos depresivos más cardiotóxicos. De hecho, una de las causas por las que los antidepresivos no son efectivos en pacientes que han sufrido un infarto es la falta de una terapia adecuada y el uso de "fármacos típicos", agregó Martens.

Estos resultados ponen de manifiesto la necesidad de revisar las pautas empleadas en pacientes con esta comorbilidad y mejorar los tratamientos actuales para prevenir futuros ataques.

Eleva el riesgo

Por otro lado, diversos estudios indican que el 65 por ciento de los enfermos de infarto agudo de miocardio presentan síntomas depresivos, de los cuales el 20 por ciento desarrolla depresión mayor. Al mismo tiempo, esta enfermedad mental aumenta la posiblidad de sufrir un evento cardiovascular, independientemente de los factores de riesgo clásicos.

Simulación de ratones drogados

Mouse Party se trata de un proyecto divulgativo sobre los mecanismos neuronales implicados en la acción de las drogas realizado por la Universidad de Utah.

Una mirada diferente y alternativa a los efectos de las drogas en el cerebro gracias a varios ratones de laboratorio virtuales.

Los ratones se han montado una fiesta en el laboratorio y cada uno ha elegido su propia droga particular. Vemos un ratón enfarlopado, otro emporrado, otro liserginizado, otro metanfetaminado y un montón más de neologismos derivados del consumo de drogas aparte de los que me acabo de sacar de la manga.


Aunque por los movimientos y la actitud de cada ratón ya se identifica muy bien el tipo de droga que han consumido (al ratón que ha tomado LSD se le ve alucinando con su mano), lo interesante de esta animación es poder escoger a cada uno de los ratones para profundizar sobre la acción de las drogas a niveles microscópicos, viendo lo que ocurre en las sinapsis de las neuronas y, más tarde, en las áreas concretas del cerebro dónde se produce principalmente el efecto.

Desde luego, una forma muy original y entretenida de divulgar sobre los mecanismos de acción de las drogas.

Consumo de heroína y otros opiáceos se dispara con la crisis

En los momentos de crisis económica y de mayor índice de desempleo el consumo de heroína y otros opiáceos se dispara "de manera casi matemática", según informó hoy el psiquiatra del Hospital Universitario de San Juan (Alicante), el doctor Bartolomé Pérez.

No obstante, una vez terminado el periodo vacacional, "existe un incremento cíclico de pacientes con adicciones que acuden a los centros especializados para pedir ayuda y tratamiento", apuntó. Después de lo vivido en los años 80, el consumo de heroína experimentó una bajada principalmente por el "miedo a la infección por VIH" debido a su consumo intravenoso, problema este que se ha reducido porque "ahora el consumo de esta sustancia principalmente es fumado", explicó el experto.

No obstante, "hay que destacar que ahora mismo la tasa de consumo de heroína es la más elevada de la historia de España en población escolar, según se desprende de las cifras del Plan Nacional sobre Drogas", afirmó. Para tratar esta adicción, en España ya está disponible el tratamiento con buprenorfina/naloxona, comercializado como 'Suboxone' por los laboratorios Schering Plough.

En opinión del doctor Pérez, además de su "eficacia y seguridad", este medicamento tiene como "principal ventaja" el hecho de que "hace mucho más difícil que los pacientes tratados sufran una sobredosis en relación con los pacientes tratados con metadona", explicó. Asimismo, este experto destaca el fenómeno de la "normalización" de los pacientes, ya que "pueden acudir a la farmacia para obtener este fármaco para la adicción a opiáceos".

Este fármaco en forma de comprimidos sublinguales se administra una vez al día o incluso en días alternos y puede tomarse en el domicilio, lo que supone que los pacientes no necesitan ir al centro a diario a recibir el tratamiento, según informó hoy la farmacéutica estadounidense.

Una carta a la droga

Querida amiga:

Sé, que cuando leas esta carta, no te afectara lo que pongo en ella, ya que seguirás teniendo tantos admiradores como por desgracia siempre has tenido.

Cuando nos presentaron, apenas si me gustaste, fue al paso de los días lo que hizo que me gustara cada vez más estar contigo. Ya que solo me conformaba verte solo los fines de semana; luego también corría a tu lado los días de diario.

Fue tanto el gusto que le cogí a nuestra relación, que ya apenas si salía con mis amigos.
Poco a poco, me fui apartando más de ellos; unos porque no te querían y me aconsejaban que te dejase, y otros porque también estaban enamorados de ti, y no querían compartirte con ellos.

Nuestra relación cada vez se hacía más intima, ya no vivía más que para ti.
Mi primer fallo fue anteponer té a mi familia, por lo cual, los fui perdiendo a todos.
Más tarde también por tu culpa perdí mi trabajo, al cual no le prestaba la suficiente atención, y terminaron por despedirme.

¡Pero nuestra relación seguía adelante!
Era tal la dependencia que tenía por ti, que ya apenas podía hacer nada si no te tenía a mi lado. Añadiendo eso al tren de la vida que tenía que llevar, pronto me vi en la necesidad de tener que robar para poder estar contigo, aunque tú, no contenta con todo lo que le estaba haciendo a mi vida, cada día exigías más.

Has derrotado mi vida y mi salud, hasta que las secuelas de todo ello me llevaron casi a la muerte.

Gracias a Dios me he dado cuenta a tiempo, de que tu relación solo me trae desgracias.
Es por eso que he decidido escribir estas líneas para romper nuestra relación, con la esperanza de que todo el que la lea y tenga la desgracia de conocerte, pueda darse cuenta de que también destrozara su vida.

¡Hasta nunca!

P.D. Sí ya tienes la desgracia de conocerla, y tu amor por ella te impide dejarla, pide ayuda.
Y sobretodo no se la presente a ningún amigo.

Terapia de Pareja y de Familia

La Terapia de Pareja es un espacio y un tiempo para tomar conciencia de cómo se han ido generando las tensiones, exigencias, desencuentros e incomprensiones que aparecen en todas las relaciones humanas pero que lo hacen de una manera mas profunda y dolorosa en las relaciones de mayor intimidad donde aflora la verdad de nuestro ser con todas las heridas que hemos recibido a lo largo de la vida y que habiamos deseado sanar a traves de una relacion de amor donde pudiéramos sentirnos acogidos, protegidos, comprendidos, queridos, deseados amados...

Paradójicamente las relaciones de pareja se mueven entre dos polos: el de las mayores satisfacciones de intimidad y amor y reconociemiento compartido y el de las mayores incomprensiones y los mayores dolores por sentirnos no amados como deseamos dentro de nosotros mismos.

La vida en pareja hacen aflorar todos las heridas personales con la esperanza de que el amado pueda en su amor acogerlas y sanarlas.

En muchas ocasiones esto no ocurre asi y por el contrario asistimos como testigos o protagonistas a toda una serie de confrontaciones y tensiones mas o menos calladas o expresadas, encubiertas, somatizadas o agresivas y destructivas. Nuestras necesidades y temores aparecen con una intensidad mayor y el desencuentro se repite de manera cíclica en un circulo vicioso que va extendiendo el sentimiento de frustración y descorazonamiento entre los miembros de la pareja.

En la terapia la pareja encuentra un espacio privilegiado para tomar conciencia de lo que sienten y lo que cada uno de ellos esta sintiendo, escuchando, procesando e interpretando y como todos estos procesos estan generando tensiones e incomprensiones. La oportunidad de acceder a los sentimientos verdaderos en vez de a los mecanismos agresivos y defensivos abren un espacio de elaboración de los conflictos y sanación de las heridas de cada miembro que afectan con una carga extrema emocional la relación de pareja.

Terapia Individual

La terapia individual es un tiempo y un espacio para acoger y escuchar las voces del dolor, el conflicto, la confusión y el desbordamiento emocional que suelen hacerse presente en momentos de crisis en nuestra evolución personal.

El ideograma chino para la palabra crisis esta compuesto de dos símbolos el de peligro y el de oportunidad.

En el ambito psíquico y emocional una crisis es una situación de peligro por cuanto la identidad que nos habia servido con anterioridad para estar presentes en el mundo de una manera significativa y gratificante ya no resulta adecuada para el momento presente. Puede acontecer en relación con nuestra vida laboral, emocional de pareja o a un nivel mas esencial en relación a nuestra identidad esencial ¿Quién soy yo? ... ¿La vida que estoy viviendo es realmente mia o no soy mas que el resultado de complacer expectativas y aprobaciones sociales?...

Pero la crisis es una oportunidad para acceder a un nivel mas profundo de conocimiento de uno mismo y para poder acceder a un nivel de verdad personal mas profundo aprendiendo a diferenciar las voces que hemos introyectado y hecho nuestras pero que no se corresponden con nuestro verdadero yo y nos alejan de una vida mas autentica y gratificante puesto que nos han usurpado nuestros verdaderos deseos, sentimientos, sueños y realizaciones...

La terapia es el espacio donde nos abrimos a escuchar las voces que nos habitan... las voces de la tristeza, desilusión, frustración, descorazonamiento, desgarro emocional o sufrimiento...

Todos estos sentimientos, como portavoces de nuestra alma, nos obligan a poner pie en el suelo y desmontar de nuestra cabalgada inconsciente o alocada para poder escuchar a nuestro verdadero yo que ha quedado sepultado y amordazado bajo las voces de los otros. Todos estos sentimientos dolorosos nos expresan de manera inequívoca que la vida que estamos viviendo no nos satisface, que no estamos viviendo nuestra propia vida y por tanto que hemos de buscar nuestro propio camino... La tarea mas valiosa que podemos realizar con el regalo de nuestra vida