domingo, 2 de noviembre de 2008

Estrés


El estrés no es más que la respuesta del organismo ante una situación que conlleva unas demandas que a la persona le resulta difícil satisfacer; es decir, nosotros sentimos la necesidad de poner nuestro cuerpo alerta para poder salir airosos de la situación.

El que una situación se interprete como estresante depende de la propia situación, pero también de la evaluación que nosotros hagamos de ella; los estresores pueden ser cambios negativos (divorcio, enfermedades, muerte de seres queridos...) o positivos (cambio de casa, matrimonio, nacimiento de un hijo...). Situaciones extremas como las que se viven en las guerras o cuando nos enfrentamos a grandes catástrofes. Pero las que suelen alterar nuestro bienestar son las situaciones de estrés mantenidas, como las que en algunos casos conlleva el mantener nuestro ritmo de vida habitual: trabajo, estudios, tareas domésticas, educación de los hijos...

¿Cómo influye la respuesta de estrés en nuestro organismo?

En principio se creía que la activación psicológica era la misma en todos los casos, sin embargo investigaciones posteriores dejaron claro que hay distintos ejes de nuestro cuerpo que se activan según el caso.

Según el modelo de Carrobles los mecanismos implicados en la respuesta de estrés serían:

1) Eje neural

Es el que se activa de forma inmediata en todos los casos, provocaría un aumento de la actividad de nuestro Sistema Nervioso Simpático (SNS), que provoca un aumento de la tasa cardiaca, vasoconstricción de los vasos cerebrales y vasodilatación de los vasos musculares. La activación del SNS no suele ocasionar trastornos psicosomáticos, ya que nuestro cuerpo no tiene capacidad para mantenerla durante mucho tiempo. La única complicación puede venir dada por una activación del Sistema Nervioso Somático que provoca una tensión muscular, si esa tensión se mantiene durante mucho tiempo sí podría ocasionar problemas, pero solo en casos excepcionales en que la activación del Eje Neural sea muy intensa o si ya existe una vulnerabilidad previa.

2) Eje Neuroendocrino

Para activarse necesita unas condiciones de estrés más mantenido, cuando se dispara nuestra médula y las glándulas suprarrenales se activan y segregan adrenalina y noradrenalina; esto contribuye a provocar una respuesta similar a la del Sistema Nervioso Simpático, pero más lenta y mantenida en el tiempo. Por lo tanto cuando activamos este eje estamos preparados para una intensa actividad física; es por este motivo que se activa cuando percibimos que podemos hacer algo para controlar la situación estresante, ya sea escapar o ponernos en marcha para hacer frente a las demandas del medio.

3) Eje Endocrino

Cuando se activa este eje se producen numerosos efectos sobre el organismo los más importantes son: aumento de la producción de glucosa, irritación gástrica, aumento de la producción de urea, aumento de la retención de sal en los riñones con una consiguiente retención de líquidos para incrementar los depósitos de glucógeno en la sangre. Los efectos más importantes tienen que ver con la disminución de las defensas y la sintomatología gastrointestinal.

Para que se produzca la activación de este eje es necesario que se dé una situación más mantenida en el tiempo, pero al contrario que el anterior, el eje endocrino se activa en los casos en que la persona percibe que no tiene control sobre la situación y sólo puede soportar el estrés.

Por lo tanto las respuestas físicas ante el estrés y los órganos que se ponen en marcha dependen del tipo de estresor pero también de la valoración que hace de él la persona. Mantener una respuesta de estrés una vez se ha activado va a depender de que el individuo siga viendo la situación como estresante y busque una solución. Cuando acaba la situación estresante con o sin intervención de la persona, se pone fin a esa activación.

Dado que cada individuo suele tener un patrón de enfrentamiento psicológico ante las situaciones estresantes, es fácil comprender que también existe una forma de responder de nuestro organismo que se suele denominar estereotipia de respuesta, es decir, nuestro organismo se activa de forma casi igual cuando percibimos que estamos ante una situación de estrés.

Si esa activación física es excesiva, muy frecuente o muy intensa, los órganos diana afectados podrían desgastarse demasiado, sin que tengan tiempo de recuperarse, produciendo un agotamiento de los recursos y que aparezca el trastorno psicosomático:

Cefaleas: Tensiónales (debidas a tensión muscular), migrañosas (debidas a problemas
circulatorios) y mixtas.

Dolores Crónicos: Lumbalgia, dismenorrea...

Trastornos Gastrointestinales: Síndrome de colon irritable, aerofagia, úlcera péptica, colitis
ulcerosa...

Trastornos Dermatológicos: Alopecia, prurito, dermatitis, seborrea...

Trastornos Musculares: Contracturas musculares mantenidas, temblores...

El Tratamiento cognitivo-conductual aborda varios aspectos:

Como hemos visto las variables psicológicas son muy importantes a la hora de que se produzca la activación física y también influyen para que se active un eje u otro del organismo.

Dependiendo del caso se dota de estrategias de afrontamiento de estrés más efectivas, o se buscan cambios para disminuir los estresores; así conseguimos que nuestro cuerpo no se ponga en alerta con tanta frecuencia. Dependiendo del caso y del tipo de trastorno se trabajará de distinta manera con un objetivo común, aumentar la calidad de vida y disminuir los efectos negativos que las emociones están teniendo sobre el organismo

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