Algunas personas no quieren intimar demasiado. Otras quieren fundirse con su pareja. Hay quien tiene miedo al amor y otros no pueden vivir sin él. ¿A qué se deben estas diferencias?
La vinculación afectiva en adultos.
La forma de amar en los adultos guarda relación con los patrones de vinculación infantiles. Por ejemplo, los adultos, generalmente, se sienten más seguros cuando su pareja está cerca y es accesible y responde a sus necesidades. Muchas personas se implican en más proyectos de los que realizarían sin su pareja, se sienten más seguros a su lado y tienen la sensación de que pueden hacer más cosas y llegar más lejos si tienen el apoyo de su pareja. Cuando una persona se siente estresada, enferma o amenazada, utiliza a su pareja como fuente de seguridad, protección y consuelo. La principal diferencia entre la vinculación afectiva en adultos y en niños consiste en que entre los adultos las relaciones suelen ser simétricas, de modo que ambos intercambian sus papeles a la hora de dar y recibir apoyo (cualquiera de los dos puede ser el que en un momento dado esté estresado o deprimido y necesite que su pareja lo mime un poco), mientras que en la relación niño-adulto es este último el que protege y da seguridad al niño. Y, por supuesto, la sexualidad es otra parte importante dentro de las relaciones de pareja, y aunque el afecto y el sexo pueden ir por separado, generalmente se influyen mutuamente.
Repitiendo patrones
La manera de amar y expresar afecto aprendida en la infancia puede repetirse después, a lo largo de los años. Por ejemplo, un niño que no ha sido querido por sus padres, pensará que no lo va a querer nadie o que no es digno de amor. Esta creencia, formada a una edad muy temprana, permanecerá a través del tiempo, arraigada en el subconsciente, mientras no suceda algo que la modifique, y puede activarse de forma automática e inconsciente durante la formación de posteriores lazos afectivos (durante la adolescencia, por ejemplo) llevándolo a actuar de la manera aprendida en la infancia.
Existen tres tipos de vinculación afectiva en los adultos, agrupadas en dos categorías: vinculación segura y vinculación insegura. Esta última incluye las vinculaciones evasiva y ansioso-ambivalente.
En la siguiente página veremos los estilos de vinculación en los adultos.
La vinculación afectiva en adultos.
La forma de amar en los adultos guarda relación con los patrones de vinculación infantiles. Por ejemplo, los adultos, generalmente, se sienten más seguros cuando su pareja está cerca y es accesible y responde a sus necesidades. Muchas personas se implican en más proyectos de los que realizarían sin su pareja, se sienten más seguros a su lado y tienen la sensación de que pueden hacer más cosas y llegar más lejos si tienen el apoyo de su pareja. Cuando una persona se siente estresada, enferma o amenazada, utiliza a su pareja como fuente de seguridad, protección y consuelo. La principal diferencia entre la vinculación afectiva en adultos y en niños consiste en que entre los adultos las relaciones suelen ser simétricas, de modo que ambos intercambian sus papeles a la hora de dar y recibir apoyo (cualquiera de los dos puede ser el que en un momento dado esté estresado o deprimido y necesite que su pareja lo mime un poco), mientras que en la relación niño-adulto es este último el que protege y da seguridad al niño. Y, por supuesto, la sexualidad es otra parte importante dentro de las relaciones de pareja, y aunque el afecto y el sexo pueden ir por separado, generalmente se influyen mutuamente.
Repitiendo patrones
La manera de amar y expresar afecto aprendida en la infancia puede repetirse después, a lo largo de los años. Por ejemplo, un niño que no ha sido querido por sus padres, pensará que no lo va a querer nadie o que no es digno de amor. Esta creencia, formada a una edad muy temprana, permanecerá a través del tiempo, arraigada en el subconsciente, mientras no suceda algo que la modifique, y puede activarse de forma automática e inconsciente durante la formación de posteriores lazos afectivos (durante la adolescencia, por ejemplo) llevándolo a actuar de la manera aprendida en la infancia.
Existen tres tipos de vinculación afectiva en los adultos, agrupadas en dos categorías: vinculación segura y vinculación insegura. Esta última incluye las vinculaciones evasiva y ansioso-ambivalente.
En la siguiente página veremos los estilos de vinculación en los adultos.
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