sábado, 17 de enero de 2009

El ejercicio no frena la depresión

Sólo las personas predispuestas a la actividad física muestran benefinicios psicológicos La actividad física está relacionada en las sociedades occidentales con una disminución de los síntomas de ansiedad y depresión.

Sin embargo, no es la adrenalina del deporte ni el sosiego experimentado después del esfuerzo psicomotor lo que aparta a los ciudadanos de desarrollar síntomas negativos en su estado de ánimo. Es la predisposición genética la que nos lleva a hacer ejercicio y a beneficiarnos psicológicamente de él, si se practica de manera voluntaria.

Numerosos artículos médicos publicados al respecto ponen de relevancia la influencia positiva del deporte en las personas con tendencia depresiva.

Sin embargo, los autores de la investigación publicada en el 'Archives of General Psychiatry' matizan que las muestras seleccionadas en los estudios precedentes sólo evaluaban a segmentos específicos de la población, más propensos a desarrollar tales efectos positivos en el desarrollo de los síntomas de ansiedad y depresión.

Los científicos, dirigidos por Marleen H. M. De Moor, han seleccionado una muestra de más de 8.500 personas de 18 a 50 años. En total, han evaluado los casos de 5.952 gemelos, 1.357 hermanos de los mismos (con carga genética emparentada pero no exacta) y unos 1.249 progenitores.

Desde 1991, los participantes recibieron cada dos años un cuestionario en el que ellos mismos reflejaban su estado de salud, modos de vida y rasgos de su personalidad de un modo detallado. El nivel de las actividades físicas desarrolladas por cada uno de los miembros de la muestra se midió a través de la llamada 'tasa metabólica equivalente' (MET), que contabiliza el gasto energético muscular que se experimenta con cada ejercicio. Mientras que los síntomas depresivos fueron agrupados en distimias, ataques de pánico, fobia social, comportamiento neurótico y ansiedad generalizada.
Gemelos exactos

Los individuos que realizaban ejercicio físico con más carga metabólica manifestaban un leve descenso de los síntomas de la depresión, sin embargo, la causa del buen estado de ánimo no provenía de las actividades en sí, sino de su comportamiento a la hora de realizar un ejercicio y su carácter voluntario.

Los datos de los gemelos monocigóticos, es decir, los genéticamente idénticos, fueron analizados con especial interés para determinar la importancia del deporte en el mantenimiento de una autoestima favorable. Sin embargo, los resultados arrojaron que el gemelo sometido a un mayor entrenamiento físico no mostró menos indicios de ansiedad o depresión que el que practicó deporte de una forma más moderada. Los síntomas, en caso de haberlos desarrollado, eran los mismos en ambos hermanos y, en ocasiones, incluso eran similares a los demás miembros de la familia. Además, los análisis mostraron, con el tiempo, que no se produjeron cambios de humor significativos en el gemelo que aumentó su nivel de ejercicio.

El resultado no fue igual, en cambio, en los gemelos fraternales, nacidos de dos óvulos fecundados de forma independiente. En estos casos, se observó que el hermano físicamente más activo mostraba menos síntomas de tendencia depresiva, cuestión que los científicos holandeses atribuyen a un componente genético distinto que hace que uno de ellos tenga más predisposición a practicar deporte de forma voluntaria, que sí mejoraría el estado de ánimo de las personas.

Los investigadores de la Universidad de Amsterdam (Holanda) han matizado que "se desconocen cuáles son exactamente los genes que pueden estar implicados en el comportamiento de las personas a la hora de realizar un ejercicio voluntario" (uno de los factores relacionados con la disminución de la ansiedad y la depresión), pero apuntan a la posibilidad de que la dopamina, la norepinefrina y la serotonina se encuentren entre los componentes.

Según recoge el estudio, "el ejercicio realizado de forma voluntaria en el tiempo libre está bajo la influencia de factores genéticos, mientras que el dirigido o supervisado por alguien está determinado por otros factores ambientales que no influyen en el estado de ánimo".

Aun así, los autores insisten en que los resultados "no quieren decir que el deporte no pueda beneficiar a aquellos con ansiedad o trastornos depresivos", sino que, al contrario de lo que se ha afirmado anteriormente, éste no tiene efectos similares a los antidepresivos o a las terapias cognitivas.

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