Un trabajo indica que el 25% de los universitarios de EEUU es adicto al bronceado
La edad media para empezar a ir a una cabina de rayos uva se sitúa en 17 años
Las relaciones obsesivas terminan siendo perjudiciales. Hay innumerables ejemplos en el amor, en la amistad, en el trabajo… y ahora también entre los admiradores del Dios Ra, el Dios del Sol en la mitología egipcia.
Los expertos alertan de un fenómeno creciente y preocupante: la adicción excesiva al tono moreno, que los medios han bautizado como tanorexia (de la palabra inglesa 'tan', que significa broncearse).
"Una encuesta realizada a 400 estudiantes de la Universidad de Virginia ha desvelado que hasta un 27% de ellos podría considerarse tanoréxico" declara a elmundo.es la doctora Carolyn Heckman, del Centro de Cáncer Fox Chase y autora de un estudio sobre el tema que publica 'American Journal of Health Behavior'. "Y lo más sorprendente es que el 40% de estos adictos consigue su objetivo en cabinas de rayos UVA que empiezan a utilizar con tan sólo 17 años", añade.
Para esta experta y sus colegas de investigación, de diversos centros estadounidenses, esta obsesión por conseguir una piel dorada es peligrosa, "ya que muchas personas no se protegen lo suficiente de los rayos solares y ultravioletas, porque creen que así se van a broncear más rápido, y pueden sufrir fotoenvejecimiento prematuro o, lo que es peor, cáncer de piel".
De hecho, este tipo de tumor es uno de los más frecuentes y se calcula que se diagnostican dos millones de casos nuevos al año en el mundo, de los cuales el 90% se debe a las radiaciones ultravioletas. "Deberíamos hacer campañas de prevención más agresivas, porque parece que la gente sigue sin ser consciente de los efectos dañinos del sol", dice Heckman.
Para su estudio, los autores realizaron un cuestionario que incluía preguntas relacionadas con la exposición al sol y la asistencia a centros de rayos UVA, el uso de cremas protectoras, con factores relacionados con la salud como el índice de masa corporal y también sobre otros hábitos como el consumo de tabaco o alcohol.
Sus resultados indican que la cuarta parte de los participantes podría incluirse dentro de la categoría de los tanoréxicos, que la mayor dependencia la generan las máquinas de rayos UVA –que llegan a utilizar hasta 14 veces al año-, más que broncearse en el exterior y que son los individuos de raza blanca, delgados y fumadores los que más riesgo tienen de sufrir esta adicción.
"El hecho de que las personas delgadas sean más propensas a la tanorexia tiene que ver con que están más acostumbradas a mostrar su cuerpo sin complejos y se ven bien en bikini, algo que no ocurre con todas las personas obesas, que al no sentirse a gusto con su cuerpo prefieren no bajar a la playa o no exponerse demasiado al sol", indica la profesora del centro Fox Chase.
Los factores de la dependencia
Aunque la comunidad médica no ha aceptado aún el término tanorexia, que lo vincula con trastornos como la anorexia nerviosa, sí que advierten que es un fenómeno que hay que vigilar de cerca. Asimismo, son varios los especialistas que han formulado teorías sobre los factores biológicos que influyen en esta adicción.
Una de las teorías, recogidas en la investigación de Heckman, indica que uno de los posibles mecanismos que explicarían la tanorexia es que durante la exposición a los rayos ultravioletas el organismo libera endorfinas, que hacen al individuo sentirse bien. Una sensación similar a la que experimentan con el consumo de ciertas drogas. Varios trabajos científicos han investigado esta línea.
Para Heckman, "existen varias similitudes entre la adicción al bronceado y el abuso de sustancias, como que ambas son más prevalentes entre la juventud, están asociadas a un factor social que favorece relacionarse con otros y tienen riesgos para la salud conocidos por todos".
El culto a la apariencia
Los investigadores reconocen que es la apariencia la motivación principal para caer rendidos bajo los rayos del astro rey o de las lámparas violetas, pero no la única. El efecto relajante y la facilidad para relacionarse con otros cuando se está bien con uno mismo también se encuentran entre las razones argumentadas por los tanoréxicos.
Entre los síntomas para reconocer está nueva adicción, los especialistas citan la ansiedad que genera en la persona perder una sesión de sol o de rayos UVA y el hecho de que nunca se ven suficientemente morenos.
Sonia, peluquera de profesión, se ha acostumbrado a verse bronceada. Sabe que la ropa le sienta mejor, que puede atreverse con todos los colores de su armario y que el espejo no miente y le recuerda a diario que está más guapa con ese tono. Por eso, está decidida a conservar, mediante lámparas de rayos UVA, el dorado que ha conseguido este verano en las playas de Cádiz, como ya ha hecho en años anteriores.
"No creo que sea una adicta, pero es cierto que ya no me veo bien si estoy blanca", reconoce a elmundo.es. Su hermana Vicky, con la que comparte trabajo, es de la misma opinión. "Sé que morena estoy más guapa y si puedo estar morena todo el año, ¿por qué no lo voy a hacer?", dice.
Los autores advierten que la 'tanorexia' se ha visto incrementada en los últimos tiempos por la "reciente explosión en las revistas de imágenes de famosos con cuerpos bronceados y por el aumento del número de salones dedicados al moreno artificial".
La edad media para empezar a ir a una cabina de rayos uva se sitúa en 17 años
Las relaciones obsesivas terminan siendo perjudiciales. Hay innumerables ejemplos en el amor, en la amistad, en el trabajo… y ahora también entre los admiradores del Dios Ra, el Dios del Sol en la mitología egipcia.
Los expertos alertan de un fenómeno creciente y preocupante: la adicción excesiva al tono moreno, que los medios han bautizado como tanorexia (de la palabra inglesa 'tan', que significa broncearse).
"Una encuesta realizada a 400 estudiantes de la Universidad de Virginia ha desvelado que hasta un 27% de ellos podría considerarse tanoréxico" declara a elmundo.es la doctora Carolyn Heckman, del Centro de Cáncer Fox Chase y autora de un estudio sobre el tema que publica 'American Journal of Health Behavior'. "Y lo más sorprendente es que el 40% de estos adictos consigue su objetivo en cabinas de rayos UVA que empiezan a utilizar con tan sólo 17 años", añade.
Para esta experta y sus colegas de investigación, de diversos centros estadounidenses, esta obsesión por conseguir una piel dorada es peligrosa, "ya que muchas personas no se protegen lo suficiente de los rayos solares y ultravioletas, porque creen que así se van a broncear más rápido, y pueden sufrir fotoenvejecimiento prematuro o, lo que es peor, cáncer de piel".
De hecho, este tipo de tumor es uno de los más frecuentes y se calcula que se diagnostican dos millones de casos nuevos al año en el mundo, de los cuales el 90% se debe a las radiaciones ultravioletas. "Deberíamos hacer campañas de prevención más agresivas, porque parece que la gente sigue sin ser consciente de los efectos dañinos del sol", dice Heckman.
Para su estudio, los autores realizaron un cuestionario que incluía preguntas relacionadas con la exposición al sol y la asistencia a centros de rayos UVA, el uso de cremas protectoras, con factores relacionados con la salud como el índice de masa corporal y también sobre otros hábitos como el consumo de tabaco o alcohol.
Sus resultados indican que la cuarta parte de los participantes podría incluirse dentro de la categoría de los tanoréxicos, que la mayor dependencia la generan las máquinas de rayos UVA –que llegan a utilizar hasta 14 veces al año-, más que broncearse en el exterior y que son los individuos de raza blanca, delgados y fumadores los que más riesgo tienen de sufrir esta adicción.
"El hecho de que las personas delgadas sean más propensas a la tanorexia tiene que ver con que están más acostumbradas a mostrar su cuerpo sin complejos y se ven bien en bikini, algo que no ocurre con todas las personas obesas, que al no sentirse a gusto con su cuerpo prefieren no bajar a la playa o no exponerse demasiado al sol", indica la profesora del centro Fox Chase.
Los factores de la dependencia
Aunque la comunidad médica no ha aceptado aún el término tanorexia, que lo vincula con trastornos como la anorexia nerviosa, sí que advierten que es un fenómeno que hay que vigilar de cerca. Asimismo, son varios los especialistas que han formulado teorías sobre los factores biológicos que influyen en esta adicción.
Una de las teorías, recogidas en la investigación de Heckman, indica que uno de los posibles mecanismos que explicarían la tanorexia es que durante la exposición a los rayos ultravioletas el organismo libera endorfinas, que hacen al individuo sentirse bien. Una sensación similar a la que experimentan con el consumo de ciertas drogas. Varios trabajos científicos han investigado esta línea.
Para Heckman, "existen varias similitudes entre la adicción al bronceado y el abuso de sustancias, como que ambas son más prevalentes entre la juventud, están asociadas a un factor social que favorece relacionarse con otros y tienen riesgos para la salud conocidos por todos".
El culto a la apariencia
Los investigadores reconocen que es la apariencia la motivación principal para caer rendidos bajo los rayos del astro rey o de las lámparas violetas, pero no la única. El efecto relajante y la facilidad para relacionarse con otros cuando se está bien con uno mismo también se encuentran entre las razones argumentadas por los tanoréxicos.
Entre los síntomas para reconocer está nueva adicción, los especialistas citan la ansiedad que genera en la persona perder una sesión de sol o de rayos UVA y el hecho de que nunca se ven suficientemente morenos.
Sonia, peluquera de profesión, se ha acostumbrado a verse bronceada. Sabe que la ropa le sienta mejor, que puede atreverse con todos los colores de su armario y que el espejo no miente y le recuerda a diario que está más guapa con ese tono. Por eso, está decidida a conservar, mediante lámparas de rayos UVA, el dorado que ha conseguido este verano en las playas de Cádiz, como ya ha hecho en años anteriores.
"No creo que sea una adicta, pero es cierto que ya no me veo bien si estoy blanca", reconoce a elmundo.es. Su hermana Vicky, con la que comparte trabajo, es de la misma opinión. "Sé que morena estoy más guapa y si puedo estar morena todo el año, ¿por qué no lo voy a hacer?", dice.
Los autores advierten que la 'tanorexia' se ha visto incrementada en los últimos tiempos por la "reciente explosión en las revistas de imágenes de famosos con cuerpos bronceados y por el aumento del número de salones dedicados al moreno artificial".
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